El arte de guiar: encender fuegos inextinguibles
Creado el: 11 de mayo de 2025

Guiar es encender un fuego que ningún obstáculo puede apagar. — Desmond Tutu
La metáfora del fuego en el liderazgo
La frase de Desmond Tutu emplea el fuego como símbolo poderoso para ilustrar la función fundamental de un verdadero guía. Así como el fuego proporciona luz y calor, el liderazgo efectivo inspira energía y dirección en quienes lo rodean. Esta metáfora ha sido utilizada desde los antiguos griegos —recordemos el mito de Prometeo, quien roba el fuego para darlo a la humanidad, concediéndole la chispa del conocimiento y el progreso.
Inspirar frente a instruir: la diferencia crucial
Tutu sugiere que guiar no es simplemente orientar o imponer reglas, sino despertar una llama interna en las personas. En vez de dictar pasos, los líderes inspiradores logran que los demás actúen con pasión y convicción propia. Al igual que en la obra de Paulo Freire, 'La pedagogía del oprimido', se enfatiza que la educación —y por extensión, el liderazgo— tiene mayor impacto cuando fomenta la autonomía y el pensamiento crítico.
La resiliencia del fuego interior
La segunda parte de la cita, 'que ningún obstáculo puede apagar', subraya la durabilidad de la motivación genuina. Así, tal como una chispa bien encendida resiste vientos y lluvias, un ideal profundamente arraigado sobrevive a la adversidad. Nelson Mandela, en sus memorias, describe cómo el espíritu colectivo por la libertad fue 'un fuego que ni las rejas ni la soledad pudieron apagar'.
El impacto del liderazgo transformador
Cuando un líder enciende ese fuego interior, los resultados trascienden lo individual y se expanden a lo comunitario. Las grandes transformaciones sociales suelen tener origen en una visión apasionada compartida entre muchos. Desmond Tutu, por ejemplo, encabezó la Comisión de la Verdad y Reconciliación en Sudáfrica, inspirando esperanza y resiliencia en su pueblo pese a los enormes desafíos del post-apartheid.
Cultivar y proteger el fuego colectivo
Finalmente, el trabajo de guiar no termina con encender la chispa; se trata también de alimentar y proteger ese fuego a lo largo del tiempo. Los líderes auténticos fomentan espacios para la reflexión y la solidaridad, donde el entusiasmo de cada individuo suma a una llama colectiva más grande. Así se perpetúa la influencia positiva, transformando dificultades en oportunidades y fortaleciendo la comunidad ante cualquier obstáculo.