Originalidad: Entre Memoria, Influencias y Creación Personal
Creado el: 14 de mayo de 2025

La originalidad es el fino arte de recordar lo que escuchas pero olvidar dónde lo escuchaste. — Laurence J. Peter
La paradoja de la originalidad
Laurence J. Peter desafía nuestra concepción de la originalidad al sugerir que es, en esencia, un proceso de memoria selectiva. Según su ingeniosa frase, ser original consiste menos en inventar y más en recordar ideas ajenas mientras se difumina su procedencia, planteando así una paradoja. Esta mirada provocativa pone en tela de juicio la noción romántica del genio creativo y nos lleva a reconsiderar cómo surgen verdaderamente las ideas aparentemente novedosas.
El papel de la memoria en la creatividad
Al profundizar en el análisis, la memoria surge como una aliada fundamental de la creatividad. Grandes pensadores como Umberto Eco señalaban que todo conocimiento es, en parte, un reciclaje cultural. Eco, en ‘Cómo se hace una tesis’, explica que el intelecto humano necesariamente reordena, reinterpreta y reúne fragmentos ajenos, dándoles una nueva vida. Así, recordar sin copiar literalmente es una habilidad clave para todo creador auténtico.
El olvido selectivo como herramienta creadora
Aquí entra en juego el insospechado valor del olvido. Peter sugiere que olvidar el origen de una idea facilita su transformación y apropiación. Esta perspectiva recuerda la práctica de los escritores del Siglo de Oro español, quienes conscientemente ‘plagiaban’ conceptos clásicos, adaptándolos sin remordimiento. El olvido parcial permite alejarse del molde original y otorga alas a la creatividad individual.
Originalidad y el arte de la reinterpretación
Este fenómeno se observa también en el arte contemporáneo. Pablo Picasso afirmaba: “Los grandes artistas copian, los genios roban”, subrayando que lo valioso no es el material de partida, sino el giro personal que se le imprime. A través de reinterpretaciones y nuevas conexiones, la originalidad florece como una collage sutil de experiencias e influencias pasadas, convertidas en algo propio e inédito.
Hacia una visión colectiva de la invención
Por último, aceptar la naturaleza colectiva de la creatividad puede resultar liberador. Pedro Calderón de la Barca y muchos otros, al igual que Peter, entendieron que todo creador es también un heredero cultural. Reconocer que nuestras ideas surgen de una red compartida no resta mérito: al contrario, permite que la originalidad sea un acto de diálogo, memoria y, por qué no, de autorización inconsciente para transformar lo previo en algo nuevo.