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La Paradoja del Cambio: Aceptar para Transformar

Creado el: 20 de mayo de 2025

La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar. — Carl Rogers
La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar. — Carl Rogers

La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar. — Carl Rogers

Comprendiendo la paradoja de Rogers

Carl Rogers, figura clave de la psicología humanista, nos invita a reflexionar sobre un aparente contrasentido: solo al aceptar plenamente quiénes somos, se abre la puerta al cambio profundo. Esta frase desplaza la noción común de que debemos forzarnos o autocriticarnos para mejorar, destacando en cambio la aceptación como punto de partida indispensable para la transformación personal.

El papel de la autoaceptación

Transitando desde esta paradoja, la autoaceptación emerge como un acto de honestidad fundamental. Al igual que en la terapia centrada en la persona, propuesta por el propio Rogers en los años 50, es cuando abandonamos el juicio severo y nos permitimos experimentar nuestras emociones y limitaciones, que surge la verdadera capacidad de cambiar. Esta aceptación no implica resignación, sino reconocer nuestra realidad sin negarla ni maquillarla.

La trampa del perfeccionismo

Profundizando en este hilo, muchos caen en la trampa del perfeccionismo, creyendo que solo corrigiendo defectos lograrán avanzar. Sin embargo, así como ilustran las historias de personas que han superado dependencias o dificultades emocionales, el primer gran paso siempre es reconocerse con compasión. Este giro en la mirada permite dejar atrás la culpa y la autoexigencia destructiva, despejando el camino hacia el crecimiento.

Evidencia en la psicoterapia y la vida cotidiana

En la práctica terapéutica y en las experiencias cotidianas, la aceptación se revela liberadora. Pacientes que se abrazan a sí mismos, con todo y sus imperfecciones, suelen reportar una mayor disposición al cambio genuino. Estudios sobre autocompasión, como los de Kristin Neff (2011), han demostrado que quienes se aceptan son, paradójicamente, más propensos a modificar sus hábitos y pensamientos negativos de manera sostenible.

Aceptar como primer paso hacia el bienestar

Finalmente, la idea de Rogers nos recuerda que el bienestar comienza con un acto de humildad: aceptarse sin condiciones. A partir de allí, el cambio deja de ser una meta ansiosa y se transforma en una consecuencia natural del autoconocimiento. Así, la paradoja se resuelve: solo abrazando nuestra autenticidad nos liberamos, permitiendo que la transformación suceda con amabilidad y profundidad.