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La Felicidad Verdadera: Cultivar el Presente, No la Distancia

Creado el: 7 de junio de 2025

El hombre necio busca la felicidad en la distancia; el sabio la cultiva bajo sus pies. — James Oppen
El hombre necio busca la felicidad en la distancia; el sabio la cultiva bajo sus pies. — James Oppenheim

El hombre necio busca la felicidad en la distancia; el sabio la cultiva bajo sus pies. — James Oppenheim

El mito de la felicidad lejana

Desde tiempos antiguos, la humanidad ha fantaseado con encontrar la felicidad en lugares exóticos o metas distantes. La frase de Oppenheim capta esta tendencia: el hombre necio imagina que la satisfacción solo existe más allá de su alcance actual. Ejemplos literarios abundan, como la búsqueda interminable de Ulises en la Odisea, que simboliza la convicción de que la dicha reside fuera de casa.

Sabiduría en el aquí y el ahora

En contraste con la necedad de mirar hacia el horizonte, Oppenheim ensalza al sabio que 'cultiva' su felicidad bajo sus pies. Esta actitud recuerda a los principios del mindfulness y la atención plena: estar presente es la clave para un bienestar duradero. El filósofo Epicteto también sostenía que la serenidad depende de nuestro interior, y no de circunstancias externas cambiantes.

El arte de cultivar el entorno propio

Cultivar la felicidad implica esfuerzo y conciencia diaria. Así como un agricultor prepara la tierra bajo sus propios pies, el sabio trabaja su propia mente y sus relaciones inmediatas. Balzac, en 'Eugénie Grandet', representa cómo una vida rica y plena puede florecer cuando uno aprecia lo que ya tiene, en vez de codiciar lo lejano.

Las trampas del ideal inalcanzable

La ilusión de la felicidad distante suele acarrear frustración. Cuando perseguimos metas externas—dinero, reconocimiento, viajes—corremos el riesgo de nunca sentirnos satisfechos. El psiquiatra Viktor Frankl, en 'El hombre en busca de sentido', argumenta que la felicidad no es un objetivo a perseguir directamente, sino una consecuencia de vivir con propósito aquí y ahora.

El compromiso cotidiano con la satisfacción

Por último, vivir sabiamente exige compromiso diario con el momento presente. Pequeños actos de gratitud y apreciación transforman la vida cotidiana. Así, la frase de Oppenheim nos recuerda que el mayor tesoro no está en la distancia ni en el futuro, sino en la capacidad de hallar sentido y alegría justo donde estamos y con lo que poseemos hoy.