El Valor de Aceptarse en la Imperfección Propia
Creado el: 12 de junio de 2025

El coraje de ser es el coraje de aceptarse a uno mismo, a pesar de ser inaceptable. — Paul Tillich
La paradoja de la autoaceptación
Paul Tillich, teólogo y filósofo existencialista, nos introduce con esta cita a una importante paradoja humana: aceptar aquello de nosotros mismos que consideramos inaceptable. Este acto de mirar de frente a nuestras debilidades o fallas se revela como un proceso profundamente valiente. Lejos de implicar resignación o complacencia, Tillich nos desafía a reconocer nuestras limitaciones sin encubrirlas, brindando así el punto de partida para una transformación real.
La autoaceptación frente al juicio social
Prosiguiendo, la sociedad moderna alimenta constantemente ideales de perfección y competencia, lo que intensifica en muchos individuos el temor a sus propias insuficiencias. Sin embargo, como sostiene Tillich en su obra 'La dinámica de la fe' (1957), aceptar nuestras partes más vulnerables nos libera de la esclavitud del juicio externo. Al enfrentarnos a esas partes consideradas "inaceptables", dejamos de otorgarles poder sobre nuestra autoestima.
Coraje existencial: ir más allá del miedo
Transitando hacia la perspectiva existencialista, el coraje al que se refiere Tillich no es la ausencia de miedo, sino avanzar a pesar de él. En su libro 'El coraje de ser' (1952), Tillich explica que el auténtico coraje consiste en afirmar nuestra propia existencia aun cuando nos enfrentamos con sentimientos de culpa, vergüenza o alienación. Así, aceptar nuestro ser imperfecto demanda no solo honestidad, sino una decisión diaria de autocompasión.
Ejemplos en la literatura y la vida cotidiana
Este principio se puede ver reflejado en personajes literarios y figuras históricas que transformaron su dolor en fuerza. Por ejemplo, el personaje de Jean Valjean en 'Los Miserables' de Victor Hugo, aprende a abrazar su pasado a pesar de la condena social, lo que le permite redimir su vida. De modo similar, en la vida cotidiana, quienes reconocen sus límites suelen experimentar relaciones más auténticas y una mayor resiliencia anímica.
Consecuencias liberadoras de la autoaceptación
Finalmente, el coraje de aceptarse a uno mismo, tal como postula Tillich, desencadena una paradoja positiva: al reconocer lo inaceptable en nosotros, debilitamos el miedo y la autoexclusión, abriéndonos a la auténtica libertad y al crecimiento personal. Este acto no sólo nutre nuestro bienestar interior, sino que fomenta una mayor empatía y comprensión hacia los demás, permitiendo que la imperfección humana sea el punto de encuentro en vez de la separación.