Optimismo y Terror: Dos Caras de una Misma Moneda
Creado el: 23 de junio de 2025

La base del optimismo es el puro terror. — Oscar Levant
El optimismo como defensa ante la incertidumbre
Oscar Levant plantea una idea provocadora al sugerir que el optimismo, lejos de nacer de la esperanza genuina, brota como reacción a un sentimiento profundo de terror. Así, en situaciones de inseguridad y miedo, las personas suelen emplear el optimismo como un mecanismo instintivo para hacer frente a lo desconocido. Este fenómeno se observa reiteradamente en épocas difíciles, donde el optimismo sirve de refugio insuflado más por necesidad que por convicción.
La naturaleza psicológica del optimismo
Partiendo de esta premisa, es importante analizar cómo la psicología respalda la afirmación de Levant. Según teorías como la de la disonancia cognitiva de Festinger (1957), el optimismo puede funcionar como un paliativo para la ansiedad que genera una amenaza inminente. En vez de enfrentar directamente el terror, la mente prefiere adornarlo con pensamientos positivos, creando así una ilusión protectora que calma el miedo subyacente.
Optimismo colectivo durante crisis sociales
Esta misma lógica se traslada al ámbito social e histórico. Durante tiempos de guerra o catástrofes naturales, los discursos optimistas proliferan como una forma colectiva de sobrellevar el horror. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, los eslóganes como 'We'll meet again' en Inglaterra unificaban a la población bajo un manto de esperanza que, en realidad, pretendía disipar el terror constante de los bombardeos.
El riesgo de un optimismo superficial
Sin embargo, este optimismo nacido del terror puede ser engañoso. Cuando se convierte en negación —más que en aceptación activa— contribuye a la evasión de problemas reales. Como alerta el filósofo Albert Camus en 'La peste' (1947), un optimismo a ultranza puede ser tan peligroso como el propio miedo, ya que impide tomar decisiones racionales y necesarias ante el peligro.
Transformación del terror en fuente de resiliencia
Finalmente, reconocer este vínculo íntimo entre terror y optimismo puede ayudarnos a canalizar nuestros miedos en formas más constructivas. Al identificar que el optimismo puede surgir de la desesperación, es posible transformar esa energía en resiliencia auténtica, donde la esperanza ya no es negación del terror, sino su superación consciente. Así, el terror deja de ser solo una sombra y se convierte en el motor de una actitud positiva y realista ante la vida.