El Ciclo Inevitable de las Cimas y los Descensos
Creado el: 5 de julio de 2025

No puedes quedarte en la cima para siempre; tienes que bajar de nuevo. — Johann Wolfgang von Goethe
La Naturaleza Transitoria del Éxito
Goethe, en esta célebre frase, nos recuerda que la vida está compuesta por altibajos inevitables. El triunfo, por intenso que sea, es siempre efímero. No es posible perpetuar un momento de gloria, ya que la existencia se define por el movimiento y el cambio constante. Esta perspectiva se aprecia también en la literatura clásica, como en los versos de la antigua Grecia donde Homero expone que la fortuna y la desgracia se alternan irremediablemente en el destino humano.
Lecciones que Enseña el Descenso
Al descender de la cima, se abre la puerta al aprendizaje y la introspección. Los momentos de bajada no suponen únicamente una pérdida, sino que ofrecen nuevas oportunidades para el autoconocimiento y el crecimiento. Así, como relata Viktor Frankl en ‘El hombre en busca de sentido’ (1946), son las pruebas en el valle las que forjan resiliencia y sentido profundo en nuestra travesía vital.
Humildad y Valores en el Retorno
El retorno desde la cima nos exige humildad. Goethe sugiere que el éxito puede nublar nuestra percepción si no aprendemos a volver con sencillez y agradecimiento. En la tradición budista, esta humildad es crucial para evitar el apego a los logros, permitiéndonos mantenernos equilibrados y compasivos, sin olvidar el esfuerzo y el apoyo recibidos a lo largo del camino.
Prepararse para Nuevas Ascensiones
Tras aceptar el descenso, se instala la semilla de futuras aspiraciones. Las experiencias vividas, tanto en las alturas como en los valles, preparan el terreno para nuevas etapas de superación. Al igual que en el mito de Sísifo contado por Camus, cada descenso puede convertirse en una oportunidad para volver a intentarlo, revitalizados por el aprendizaje previo y una ambición renovada.
La Plenitud en el Camino, No Solo en la Cima
Finalmente, Goethe nos insta a valorar no sólo la cima sino también el trayecto. La plenitud se halla en abrazar todas las fases de la vida, reconociendo que cada ascenso y descenso tiene su significado. Así, el viaje se transforma en la verdadera esencia, tal como ilustra el poema ‘Ítaca’ de Konstantinos Kavafis: el aprendizaje reside más en el recorrido que en el destino final.