La respiración consciente como refugio en la tormenta emocional
Creado el: 11 de julio de 2025

Los sentimientos van y vienen como nubes en un cielo ventoso. La respiración consciente es mi ancla. — Thích Nhất Hạnh
La naturaleza pasajera de los sentimientos
Thích Nhất Hạnh compara los sentimientos con nubes llevadas por el viento, destacando su impermanencia. Así como el cielo permanece inmutable aunque las nubes cambien de forma y dirección, nuestro estado interno puede conservar la calma pese a las fluctuaciones emocionales. Este reconocimiento ayuda a relativizar los altibajos que experimentamos cada día.
El papel de la respiración consciente
Frente a la volatilidad de los sentimientos, la respiración consciente se presenta como un ancla. Las prácticas de mindfulness, popularizadas por Thích Nhất Hạnh en textos como ‘El milagro de mindfulness’ (1975), enseñan a observar la respiración como medio para volver al presente. Este simple acto ofrece estabilidad, aportando claridad y serenidad en medio del torbellino emocional.
Mindfulness y el arte de observar sin apego
Al continuar, el mindfulness invita a contemplar los pensamientos y emociones sin aferrarse a ellos. Así como se observa el paso de las nubes sin intentar detener su movimiento, podemos experimentar la tristeza, la alegría o la ansiedad sin identificarnos plenamente con ellas. Esta perspectiva, arraigada en la tradición budista, favorece la ecuanimidad y la autocompasión.
Aplicaciones cotidianas en la gestión emocional
En la vida diaria, la respiración consciente sirve como herramienta para enfrentar situaciones estresantes. Un ejemplo frecuente es la pausa antes de responder en una discusión: tomarse unos segundos para respirar profundamente permite responder desde la calma y no desde una reacción impulsiva. Así, transformamos momentos potencialmente conflictivos en oportunidades de autoconocimiento.
El enfoque transformador de Thích Nhất Hạnh
Finalmente, la enseñanza de Thích Nhất Hạnh trasciende la mera técnica: es una invitación a vivir con mayor presencia y compasión. Adoptar la respiración consciente como ancla no solo mejora nuestro bienestar emocional, sino que también fomenta relaciones más sanas y una apreciación renovada del momento presente. De este modo, ante el cielo cambiante de nuestras emociones, aprendemos a encontrar siempre nuestro refugio.