El Poder Duradero de las Palabras: De Semillas a Milagros
Creado el: 24 de julio de 2025

Las palabras son semillas que no mueren; pueden sobrevivir como hechos o transformarse en milagros. — Elsa Bornemann
La Naturaleza Seminal de las Palabras
Elsa Bornemann compara las palabras con semillas, sugiriendo que cada expresión que pronunciamos tiene un potencial intrínseco de crecimiento y transformación. Así como una semilla puede reposar latente durante años antes de florecer, una palabra, incluso dicha al pasar, puede quedarse en la mente y en el corazón de quien la escucha, esperando el momento propicio para germinar.
Palabras que Trascienden y Sobreviven
Continuando con esta metáfora, Bornemann apunta que las palabras no mueren fácilmente. Muchas han sobrevivido a través de generaciones, registrándose en la literatura, el habla cotidiana e incluso en las acciones colectivas. Frases como 'Tengo un sueño' de Martin Luther King han traspasado su tiempo, convirtiéndose en hechos históricos que moldearon realidades.
Consecuencias Reales: Cuando las Palabras se Transforman en Hechos
Asimismo, las palabras pueden materializarse en hechos concretos. Una promesa cumplida, una declaración pública o un manifiesto que da origen a un movimiento social son claros ejemplos. El '¡Nunca más!' argentino tras la dictadura ilustra cómo las palabras pueden convertirse en compromisos tangibles y transformadores.
El Milagro de lo Inesperado
No obstante, Bornemann también alude a lo milagroso: a veces, una palabra va más allá de lo previsible y genera un cambio profundo e inesperado. Historias de reconciliación después de una disculpa sencilla, o casos en los que la lectura de un poema cambia la vida de completo desconocido, nos recuerdan que lo dicho puede obrar milagros silenciosos y duraderos. Como ocurre en el cuento 'Palabras para Julia', de Goytisolo, donde unas líneas consuelan mucho después de ser escritas.
La Responsabilidad de Sembrar Palabras
Finalmente, si las palabras son semillas, cada uno de nosotros es un sembrador. Esta visión nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad de lo que decimos, pues nunca sabemos cuándo una frase florecerá en la vida de otro. La literatura y la experiencia diaria nos enseñan que, al cuidar nuestras palabras, sembramos futuro: hechos o milagros, según la forma en que esas semillas encuentren tierra fértil.