El Valor de Perderse en el Camino del Progreso
Creado el: 7 de agosto de 2025

Para avanzar, primero debes estar dispuesto a perder tu rumbo. — Aleksandar Hemon
La Renuncia a la Seguridad Inicial
Comenzar cualquier proceso de avance implica un acto de coraje: dejar atrás la certeza de lo conocido. Aleksandar Hemon sugiere que para poder avanzar, primero debemos estar dispuestos a perder nuestro rumbo. Esta premisa nos obliga a enfrentar el temor a la incertidumbre, pues el confort de las rutas familiares puede convertirse en un obstáculo para el crecimiento personal.
El Descubrimiento en la Desorientación
Una vez que abandonamos el itinerario seguro, surge una etapa de desorientación productiva. Al igual que Dante en la Selva Oscura (‘La Divina Comedia’, c. 1320), perderse es la vía para descubrir nuevos horizontes internos y externos. En esas situaciones de aparente pérdida, los individuos suelen encontrar energías ocultas y perspectivas renovadoras que no habrían surgido en la rutina.
Creatividad y Ruptura de lo Predecible
Enlazando con lo anterior, la creatividad florece precisamente cuando nos vemos apartados de lo previsible. Grandes obras artísticas y científicas han nacido en contextos donde sus creadores se vieron obligados a desviarse de los planes originales. El propio Hemon, escritor exiliado, ha relatado cómo la incertidumbre vital nutre la imaginación más fértil (como cuenta en sus memorias ‘El libro de mis vidas’, 2013).
Transformación Personal Durante la Búsqueda
Este proceso de ‘perderse’ provoca transformaciones profundas. En Psicología, el estadío de moratoria, donde los jóvenes exploran identidades y caminos, es fundamental para construir una personalidad firme y flexible (véase Erik Erikson, 1959). Así, aceptar la pérdida de rumbo puede considerarse un rito de paso necesario para evolucionar y madurar.
Reencontrar un Nuevo Rumbo
Finalmente, después de haber transitado la incertidumbre, suele llegar el momento del reencuentro con un nuevo sentido de dirección. Como afirma Joseph Campbell en ‘El héroe de las mil caras’ (1949), el héroe retorna transformado tras su periplo por lo desconocido. De igual manera, quienes se han perdido, al reencontrar su rumbo, lo hacen con una visión más amplia y auténtica de sí mismos y del mundo.