Cuando lo ordinario se vuelve audaz y extraordinario
Creado el: 10 de agosto de 2025

Haz que lo ordinario sea audaz y se convertirá en extraordinario. — Haruki Murakami
Reencuadrar lo cotidiano
Para empezar, la frase invita a intervenir lo habitual con un gesto de audacia: una intención clara, un contraste, una regla autoimpuesta o un riesgo medido. Un café no cambia por sí mismo; cambia cuando lo servimos a la intemperie para conversar con un desconocido, o cuando decidimos no revisarlo hasta escribir tres líneas de una idea. Ese pequeño desplazamiento altera el sentido. Así, lo extraordinario no es un destino, sino el efecto acumulado de decisiones que intensifican la experiencia. En consecuencia, la audacia no pide grandilocuencia, sino foco: elegir un detalle, elevarlo y sostenerlo lo suficiente como para que la realidad empiece a reorganizarse a su alrededor.
Murakami y la alquimia de lo común
A continuación, la obra de Haruki Murakami ejemplifica cómo un gesto mínimo abre un mundo. En De qué hablo cuando hablo de correr (2007), la rutina de trotar deviene disciplina creativa; su constancia transforma un acto simple en motor narrativo. Antes, el propio Murakami contó que, tras un partido de los Yakult Swallows en 1978, sintió de pronto que podía escribir una novela, convirtiendo una tarde común en un punto de inflexión. Y en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994), un pozo en un patio de Tokio se vuelve portal simbólico. De este modo, lo ordinario, cuando se lo asume con extrañeza metódica, se torna audaz y, por extensión, extraordinario.
Lecciones del arte: del objeto al contexto
Este mismo principio resuena en el arte moderno: Marcel Duchamp desplazó un urinario a una galería y, con Fountain (1917), probó que cambiar el marco altera el significado. Más tarde, Andy Warhol elevó latas de sopa y cajas de Brillo (1964) a iconos, demostrando que la repetición y el brillo comercial también podían ser arte. Incluso la estética japonesa del wabi-sabi, que celebra lo imperfecto y transitorio, convierte grietas y desgaste en belleza. En consecuencia, la audacia no siempre crea cosas nuevas; a menudo, reubica lo conocido para que lo veamos por primera vez.
Psicología de la audacia percibida
Ahora bien, ¿por qué funciona esta estrategia? La psicología habla del efecto von Restorff (1933): aquello que difiere del entorno destaca y se recuerda mejor. Viktor Shklovski, en su ensayo de 1917, llamó a esto desautomatización: técnicas que devuelven extrañeza a lo habitual. A nivel neurocognitivo, la novedad genera errores de predicción y activa circuitos de dopamina, reforzando el aprendizaje. En suma, al introducir un quiebre deliberado en la rutina, capturamos atención, incrementamos memoria y abrimos espacio para el significado.
Pequeñas prácticas que amplifican lo diario
Con esto en mente, la vida cotidiana ofrece un laboratorio. Cambiar la ruta de una caminata y registrar tres hallazgos; cocinar una receta conocida con una restricción creativa; enviar un correo con una metáfora que aclare el objetivo; o escribir páginas matutinas durante una semana, una práctica popularizada por Julia Cameron en The Artist’s Way (1992). Son microaudacias de bajo riesgo y alto aprendizaje. Al repetirse, generan una acumulación de descubrimientos que convierte la rutina en un campo fértil.
Innovación aplicada: diseño y negocio
Escalado a organizaciones, el mismo principio se llama diseño centrado en el usuario. IDEO y la divulgación de Tim Brown en Change by Design (2009) muestran cómo pequeñas refracciones —prototipos rápidos, preguntas extrañas, recontextualizar un servicio— desatan avances. Airbnb (2008) nació al reimaginar un cuarto extra como hospitalidad; Starbucks consolidó el tercer lugar descrito por Ray Oldenburg (1989), dignificando lo ordinario del café en un espacio social. La audacia, aquí, consiste en reenmarcar necesidades comunes con una promesa diferenciadora y coherente.
Ciudad y comunidad: urbanismo táctico
Llevado al espacio público, pintar carriles temporales, colocar sillas y macetas o abrir calles los domingos transforma la movilidad en convivencia. La Ciclovía de Bogotá (desde 1974) convierte asfalto cotidiano en festival cívico; y el urbanismo táctico, sistematizado por Mike Lydon (2015), demuestra que intervenciones reversibles pueden reorientar políticas permanentes. Así, una calle corriente, al ser usada de manera audaz, revela su potencial extraordinario de salud, comercio y encuentro.
Ética y sostenibilidad de la audacia
Con todo, la audacia requiere criterio: no todo giro sorprendente crea valor. Importa incluir a quienes usan lo ordinario, evitar el espectáculo vacío y cuidar el ambiente. La técnica del kintsugi, que repara cerámica con oro, recuerda que elevar lo común no es ocultar sus grietas, sino integrarlas con dignidad. Como en la disciplina de correr que relata Murakami, la transformación no surge de un gesto grandioso, sino de un compromiso paciente con pequeñas decisiones valientes que, con el tiempo, vuelven extraordinaria la vida.