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Audacia cotidiana: transformar lo común en extraordinario

Creado el: 10 de agosto de 2025

Haz que lo ordinario sea audaz y se volverá extraordinario. — Haruki Murakami
Haz que lo ordinario sea audaz y se volverá extraordinario. — Haruki Murakami

Haz que lo ordinario sea audaz y se volverá extraordinario. — Haruki Murakami

El principio de la des-familiarización

Para empezar, la frase invita a mirar lo cotidiano con una valentía que lo descoloca y, por ello, lo vuelve visible de nuevo. La teoría literaria llama a esto des-familiarización: Viktor Shklovsky, en Art as Technique (1917), describió cómo el arte interrumpe la percepción automática para que el mundo recupere su intensidad. La audacia, entonces, no es estridencia; es un método para romper hábitos de atención y despertar significados latentes. Así, convertir lo ordinario en audaz implica una decisión: alterar el marco, cambiar la escala, o yuxtaponer elementos inesperados. Cuando se desafían las rutinas, lo común deja de ser ruido de fondo y se transforma en materia prima expresiva.

Murakami y la extrañeza doméstica

Desde ahí, Murakami ejemplifica esta operación al tensar lo doméstico con una rareza serena. En Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994), un barrio tranquilo es atravesado por pozos, silencios y desapariciones; en Kafka en la orilla (2002), conversaciones con gatos vuelven poroso el límite de lo real; y en 1Q84 (2009–2010), dos lunas iluminan rutinas urbanas. No hay gritos: hay desplazamientos sutiles. Al introducir una audacia contenida —una grieta mínima en la normalidad—, las escenas adquieren una gravedad simbólica. De este modo, el gesto murakamiano demuestra que no se trata de añadir exceso, sino de elegir con precisión el punto de quiebre.

Diseño y empresa: valentía con propósito

En el terreno del diseño, la audacia aplicada convierte fracasos y hábitos en oportunidades. El Post-it de 3M nació cuando Arthur Fry (1974) reimaginó un adhesivo débil de Spencer Silver como marca removible; lo ordinario —papel y pegamento— se volvió sistema de trabajo. James Dyson, al reencuadrar la aspiradora con separación ciclónica, transformó un electrodoméstico aburrido en una experiencia de rendimiento transparente. La clave es estratégica: no es ser disruptivo por postureo, sino para resolver fricciones reales. Así, la audacia actúa como palanca que reescribe la función sin traicionar la necesidad, y por ello genera lo extraordinario en mercados saturados.

Ciencia: ver lo mismo de otro modo

No obstante, la audacia también ilumina la ciencia cuando cuestiona supuestos invisibles. Alexander Fleming (1928) miró una contaminación en su placa y, en vez de descartarla, reconoció la pista de la penicilina: un giro perceptivo ante lo rutinario del laboratorio. Del mismo modo, el experimento mental del ascensor de Einstein (1907) —equivalencia entre aceleración y gravedad— convirtió la experiencia cotidiana del peso en la puerta de la relatividad general (1915). En ambos casos, la validez surge del rigor posterior; pero el umbral es un gesto audaz de atención. Así, la extraordinaria teoría o el fármaco salvador empiezan con una pregunta incómoda aplicada a lo común.

Arte y cocina: la revolución silenciosa

A su vez, el arte y la gastronomía muestran cómo un cambio de contexto reencanta lo familiar. Marcel Duchamp, con Fountain (1917), convirtió un urinario en escultura al desplazar su marco; lo ordinario, re-titulado y re-situado, devino crítica cultural. En la cocina, Ferran Adrià en elBulli exploró espumas y deconstrucciones: una tortilla o una aceituna, reimaginadas, despertaron una nueva gramática del sabor. Estas operaciones no añaden lujo; añaden mirada. La audacia funciona como lente que organiza la experiencia, y al hacerlo revela capas de significado que ya estaban allí, esperando ser encendidas.

Práctica diaria: entrenar la audacia segura

Finalmente, lo extraordinario se cultiva con hábitos diseñados. Tres prácticas: 1) Reencuadre deliberado: describe un objeto común con verbos de otra disciplina (“¿y si mi agenda fuera un coro?”). 2) Restricción fértil: limita materiales o tiempo para forzar decisiones (10 fotos con un solo ángulo). 3) Prototipo público: comparte versiones tempranas y ajusta con evidencia. Con el tiempo, estas pequeñas valentías crean tolerancia al riesgo y mejoran el criterio. Así, hacer que lo ordinario sea audaz deja de ser una consigna y se vuelve método: una forma sostenida de producir, con cuidado y propósito, lo extraordinario.