Site logo

Urgencia y agencia: el llamado de Tagore

Creado el: 10 de agosto de 2025

Si no ahora, ¿cuándo? Si no eres tú, ¿quién? — Rabindranath Tagore
Si no ahora, ¿cuándo? Si no eres tú, ¿quién? — Rabindranath Tagore

Si no ahora, ¿cuándo? Si no eres tú, ¿quién? — Rabindranath Tagore

Una consigna de tiempo y sujeto

Al escuchar la sentencia de Tagore, emerge una brújula ética que une dos ejes: el ‘ahora’ como tiempo moral y el ‘tú’ como agente insustituible. No se trata de prisa, sino de responsabilidad: hay tareas que, por su naturaleza, no admiten delegación ni demora. Marco Aurelio, en sus Meditaciones (c. 170 d. C.), ya advertía: ‘No actúes como si fueras a vivir diez mil años’. Así, la voz de Tagore nos saca del letargo de lo abstracto y nos planta en la escena concreta donde las decisiones suceden.

Voces que dialogan con Tagore

Este llamado no es único; resuena con Hillel el Viejo: ‘Si no es ahora, ¿cuándo? Si no soy yo, ¿quién?’ (Pirkei Avot 1:14). Tagore lo humaniza en la vida cotidiana: en Gitanjali, poema 11, exhorta a dejar el misticismo vacío porque ‘Él está donde el labrador rompe la tierra’, es decir, en la acción. Esta convergencia intertextual revela una intuición transversal: el sentido no nace del aplazamiento ni del anonimato, sino del acto preciso que asumimos en primera persona y en el presente.

De la ética a la acción pública

Llevado al terreno cívico, el principio se vuelve coraje. Tras la masacre de Jallianwala Bagh (1919), Tagore renunció a su título de caballero, transformando una indignación moral en gesto político inmediato. En paralelo, la satyagraha de Gandhi mostró cómo decisiones personales sostenidas pueden alterar estructuras enteras. Sin embargo, Tagore advirtió contra el fervor ciego en sus conferencias Nationalism (1917): actuar ya no equivale a actuar sin juicio. Así, la urgencia se combina con discernimiento, evitando que la prisa sustituya a la prudencia.

Por qué postergamos lo impostergable

Aun así, saber no basta: la mente juega en contra. El descuento hiperbólico nos hace sobrevalorar el presente y subestimar beneficios futuros (Ainslie, 1975), alimentando la postergación. Piers Steel mostró cómo la procrastinación surge cuando la expectativa y el valor percibido caen, mientras la distracción crece (The Procrastination Equation, 2010). Reforzar un locus de control interno (Rotter, 1966) y reencuadrar la tarea como compromiso identitario (‘soy la persona que…’) reduce esa brecha. De este modo, la pregunta ‘¿quién?’ deja de ser retórica y se convierte en declaración de identidad.

Del individuo al contagio social

Cuando el individuo actúa, el círculo se amplía. La ‘eficacia colectiva’ describe cómo la confianza compartida en la acción común potencia resultados (Bandura, 2000). Además, la prueba social facilita umbrales de participación: un primer paso visible desencadena el siguiente (Cialdini, 2009). Piénsese en la estudiante que abre una biblioteca vecinal con 50 libros; una semana después, el barrio duplica el fondo y organiza turnos. Así, el ‘tú’ inicial se multiplica en un ‘nosotros’ operativo, y el ahora se convierte en hábito comunitario.

Pequeños ritos para empezar hoy

Para traducir todo esto a lo inmediato, sirven mecanismos simples. Las intenciones de implementación—‘si X, entonces haré Y’—anclan el acto a una señal concreta (Gollwitzer, 1999). La regla de los dos minutos baja la fricción: empieza por la versión más breve de la tarea (Clear, 2018). Añada timeboxing con bloques cortos y un cierre visible (un registro diario de avances). Al encadenar señales, acciones y evidencia, el ‘ahora’ deja de ser promesa y se vuelve sistema; y el ‘tú’ deja de ser deseo y se vuelve carácter.