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Preguntar para transformar: semillas que cambian realidades

Creado el: 11 de agosto de 2025

Siembra la pregunta; cosecha el cambio. — Octavio Paz
Siembra la pregunta; cosecha el cambio. — Octavio Paz

Siembra la pregunta; cosecha el cambio. — Octavio Paz

La metáfora de la siembra

Si la pregunta es semilla, el cambio es cosecha; entre ambos median suelo, clima y cuidados. Octavio Paz condensa en una línea la paciencia agrícola de toda transformación: preparar el terreno (contexto), regar con diálogo y dejar que el tiempo y la escucha hagan germinar lo nuevo. Como en un huerto, no se fuerza la brotación; se crea el entorno para que ocurra. Así, una comunidad que se pregunta “¿qué nos hace falta para vivir mejor?” abre surcos para la acción compartida, no solo para el debate abstracto.

De la inquietud a la acción

Dado ese inicio, la pregunta desestabiliza inercias y orienta el movimiento. Paz explora esta inquietud creadora en El laberinto de la soledad (1950), donde interroga la identidad y las máscaras de México para propiciar una reflexión colectiva. No ofrece respuestas cerradas: provoca desplazamientos de mirada. Cuando una sociedad se permite preguntar por sus hábitos, símbolos y silencios, empieza a redistribuir el sentido común, y con ello, a encontrar rutas de cambio que antes parecían impensables.

Ciencia: preguntas que reordenan el mundo

Esa misma lógica se vuelve visible en la historia de la ciencia. “¿Y si la Tierra se mueve?” impulsa a Copérnico (1543); “¿cómo cambian las especies?” guía a Darwin (1859); y “¿por qué la luz tiene velocidad límite?” inquieta a Einstein (1905). Thomas S. Kuhn, en The Structure of Scientific Revolutions (1962), muestra que preguntar distinto provoca cambios de paradigma, no simples acumulaciones de datos. La cosecha científica, pues, florece cuando la semilla cuestiona los marcos, no solo los detalles.

Educación que libera

En pedagogía, sembrar preguntas empodera. Platón, en Menón (c. 380 a. C.), ilustra el método socrático: el saber emerge cuando el alumno indaga y dialoga. Siglos después, Paulo Freire propone en Pedagogía del oprimido (1968) una educación problematizadora donde la pregunta vincula experiencia y conciencia crítica. De este modo, el aula deja de ser depósito de respuestas y se vuelve taller de hipótesis; y la cosecha ya no es memorización, sino autonomía intelectual y compromiso con la realidad.

Innovación: del por qué al cómo

Trasladada al diseño y a la empresa, la semilla de la curiosidad guía soluciones. Prácticas como los “5 porqués” de Toyota (Taiichi Ohno, años 70) y los “How might we…?” del design thinking (IDEO/d.school) convierten la pregunta en herramienta para descubrir causas y posibilidades. El adhesivo Post-it nació cuando en 3M alguien se atrevió a reformular un fracaso: “¿y si un pegamento débil sirve para marcar sin dañar?” La innovación, así, madura cuando se cultiva un invernadero de buenas preguntas.

Ética del preguntar

No obstante, preguntar también implica responsabilidad. Las preguntas abren puertas, pero pueden herir o excluir si ignoran contextos y asimetrías de poder. Por eso, conviene practicarlas con humildad, escucha y diversidad de voces, dejando espacio al disenso. Una buena pregunta no arrincona: invita. Al cuidar el cómo y el para qué del interrogante, la cosecha no solo es efectiva, sino justa y sostenible.

De la siembra a la cosecha continua

Finalmente, si sembrar es empezar, cosechar es iterar. En la práctica, el cambio fructifica mediante ciclos de prueba, aprendizaje y ajuste—como sugiere el enfoque lean (Eric Ries, 2011). Medir efectos, aprender de lo inesperado y resembrar nuevas preguntas cierra un círculo virtuoso. Así, la frase de Paz se vuelve guía de proceso: preguntar para mover, mover para aprender y aprender para preguntar mejor, hasta que la transformación deje de ser excepción y se convierta en hábito.