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Pasión que transforma rutina en sentido y resultados

Creado el: 29 de septiembre de 2025

Deja que la pasión convierta la rutina en sentido y el sentido en resultados — bell hooks
Deja que la pasión convierta la rutina en sentido y el sentido en resultados — bell hooks

Deja que la pasión convierta la rutina en sentido y el sentido en resultados — bell hooks

Del hábito al propósito

De entrada, la frase de bell hooks condensa una ruta de transformación: la pasión anima la repetición diaria, la eleva a sentido, y ese sentido orienta esfuerzos hasta volverlos resultados. La rutina, entonces, no es cárcel, sino andamiaje; cuando el deseo y la curiosidad la atraviesan, cada gesto cuenta para un fin mayor. Con esta brújula, lo cotidiano deja de dispersarse y comienza a alinearse. No es productividad vacía, sino significado que guía prioridades y poda lo accesorio. Desde aquí podemos pasar del ámbito personal al colectivo, donde hooks situó su pedagogía y su política: encender el aula y la comunidad para que el hacer tenga por qué y para quién.

Pedagogía liberadora según bell hooks

En Teaching to Transgress (1994), hooks propone una pedagogía comprometida que convierte clases rutinarias en experiencias de presencia. Al invitar a traer cuerpo, historia y afecto, la práctica diaria —tomar lista, abrir un tema, cerrar una sesión— gana sentido compartido: aprender para la libertad, no solo para la calificación. Una docente que inicia con dos minutos de escritura libre y un check-in emocional suele ver mayor participación y retención. Ese pequeño ritual, repetido con pasión por el crecimiento del grupo, reordena la energía del aula. Así, el sentido —liberar la voz— empieza a traducirse en resultados: más preguntas, mejores ensayos, vínculos más sólidos.

De la pasión al cambio comunitario

Fuera del aula, hooks insistió en que el amor ético sostiene el activismo, como despliega en All About Love: New Visions (2000) y Feminism Is for Everybody (2000). La pasión por la justicia da sentido a tareas prosaicas: redactar actas, coordinar turnos, cocinar para la asamblea. En un comité vecinal, una coordinadora pasó de listas dispersas a ciclos claros: inscripción, capacitación breve y entregas semanales de apoyo mutuo. La energía inicial —cuidarnos— se volvió diseño y luego resultados: más familias atendidas y menos desgaste. El paso no fue mágico; fue pasión que ordena el hábito en dirección común.

Resultados medibles, no solo simbólicos

Para que el sentido rinda frutos, conviene medir avances sin vaciar la experiencia. El Progress Principle de Teresa Amabile y Steven Kramer (2011) muestra que registrar pequeños logros potencia la motivación. Así, un diario de progreso convierte la pasión en trazabilidad. Un ejemplo sencillo: una escritora define bloques matutinos de 45 minutos y una meta semanal concreta (mil palabras publicables). Al cerrar cada bloque, anota hallazgos y obstáculos. En pocas semanas, el manuscrito deja de ser aspiración y se vuelve entregable; la pasión que la impulsó ahora respira en páginas revisadas y en una propuesta aceptada.

Ciencia de la motivación intrínseca

Este tránsito está respaldado por la teoría de la autodeterminación de Edward Deci y Richard Ryan (2000): cuando una actividad satisface autonomía, competencia y vínculo, la motivación intrínseca aumenta el rendimiento sostenible. La pasión aporta chispa; el sentido alinea esas necesidades; los resultados emergen como efecto, no como imposición. Por eso, prácticas como definir un para qué personal, solicitar retroalimentación que afine la competencia y trabajar en comunidad fortalecen la constancia. En secuencia, se vuelve creíble lo que dice la cita: con pasión que otorga sentido, la rutina ya no drena; produce.

Sostener la llama sin quemarse

Ahora bien, transformar no exige agotarse. hooks entendía el cuidado como praxis política; amar el trabajo implica límites, descanso y redistribución. Audre Lorde, en A Burst of Light (1988), defendió el autocuidado como acto de supervivencia colectiva; la pasión madura aprende a pausar para durar. Con microcierres diarios, semanas con bordes y celebraciones de progreso, el ciclo se vuelve regenerativo. Así, el movimiento final de la frase cobra vida: el sentido bien cuidado se convierte en resultados sostenibles, capaces de alimentar nuevas pasiones y, con ellas, rutinas que ya no se sienten grises.