Moldear lo posible hasta volver recuerdo la duda
Creado el: 30 de septiembre de 2025
Sigue dando forma a la posibilidad hasta que la duda se convierta en un recuerdo — Desmond Tutu
Del esbozo al acto
La exhortación de Tutu comienza con un verbo de persistencia: seguir. No basta con imaginar; hay que dar forma, como quien esculpe una roca hasta revelar la figura latente. En esa metáfora, la posibilidad es materia prima y el cincel son las acciones diarias. Así, la duda no desaparece por decreto, sino por desgaste: cada intento la erosiona hasta que su filo pierde relevancia. Este enfoque sugiere una ética de la constancia: no se trata de golpes grandilocuentes, sino de una cadencia sostenida que convierte lo potencial en real.
La duda como memoria futura
Desde ahí, la frase introduce una inversión sorprendente: la duda no se destruye, se convierte en recuerdo. La psicología de la memoria muestra que las huellas se reescriben cuando las evocamos, un proceso llamado reconsolidación (Karim Nader, 2000). Al acumular evidencias mediante la acción, la mente archiva la duda como un episodio ya superado, como una fotografía que pierde nitidez. No negamos la incertidumbre; la absorbemos en una narrativa de progreso. Así, lo que ayer paralizaba mañana funciona como referencia de cómo avanzamos.
Lecciones de Sudáfrica: verdad y reconciliación
Con esta lógica en mente, la trayectoria de Tutu ofrece un mapa. Al presidir la Comisión de la Verdad y Reconciliación (1996–1998), promovió testimonios públicos que transformaron el miedo en memoria compartida y, por tanto, en base para decidir juntos. En *No Future Without Forgiveness* (1999), explica cómo el relato de la verdad, aun doloroso, permitió dar forma a una posibilidad impensable: una convivencia democrática tras el apartheid. La duda nacional —¿es posible la reconciliación?— no desapareció con consignas, sino con un proceso que la convirtió en historia aprendida.
Diseño iterativo y microacciones
Tras ese ejemplo histórico, en el terreno práctico la estrategia es iterar. El pensamiento de diseño recomienda prototipos rápidos y aprendizaje continuo (Tim Brown, *Change by Design*, 2009). La investigación sobre pequeños logros señala que progresos visibles, aunque modestos, disparan la motivación y sostienen el avance (Amabile y Kramer, *The Progress Principle*, 2011). Una llamada hecha, un borrador enviado, una conversación difícil iniciada: microacciones que moldean lo posible y reducen la duda a escala manejable. El movimiento, por mínimo que sea, inaugura nuevas opciones.
Mentalidad de crecimiento y plasticidad
En paralelo, la mentalidad de crecimiento propone que las capacidades se desarrollan con esfuerzo dirigido (Carol Dweck, *Mindset*, 2006). Esa expectativa de mejora orienta la práctica y, con ella, el circuito de retroalimentación que convierte la incertidumbre en oportunidad de aprendizaje. La neurociencia respalda el cuadro: la plasticidad cerebral evidencia que la repetición significativa crea y refuerza conexiones (Norman Doidge, *The Brain That Changes Itself*, 2007). Así, la perseverancia que Tutu invoca no es romanticismo: es un método para reconfigurar tanto la habilidad como la percepción del riesgo.
Ubuntu: logros que se comparten
Sin embargo, no se moldea solo. La filosofía de ubuntu —yo soy porque nosotros somos—, que Tutu difundió ampliamente, recuerda que la posibilidad crece en tejido comunitario (*God Has a Dream*, 2004). La duda pierde fuerza cuando se distribuyen los esfuerzos: mentores, pares y comunidades de práctica proporcionan apoyo, correcciones y celebraciones de avance. En colectivo, el futuro deja de ser una apuesta individual y se vuelve un proyecto compartido, donde los logros de uno ensanchan el horizonte de todos.
Medir la esperanza en movimiento
Por último, lo que se moldea debe poder verse. Registrar métricas de aprendizaje —hipótesis probadas, ciclos completados, riesgos enfrentados— convierte el progreso en evidencia. Un diario de intentos, revisiones quincenales y rituales de cierre convierten logros difusos en hitos concretos. Al revisar esas huellas, la duda ya no domina el presente: aparece, como quería Tutu, en el álbum de recuerdos. Y así, con cada paso visible, se renueva la energía para seguir dando forma a lo que aún puede ser.