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Propósito y acción: sabiduría que se vuelve rumbo

Creado el: 14 de octubre de 2025

Aférrate al propósito—la acción agudiza la sabiduría hasta convertirla en rumbo. — Simone de Beauvoi
Aférrate al propósito—la acción agudiza la sabiduría hasta convertirla en rumbo. — Simone de Beauvoir

Aférrate al propósito—la acción agudiza la sabiduría hasta convertirla en rumbo. — Simone de Beauvoir

El propósito como brújula existencial

Tomando la frase, atribuida a Simone de Beauvoir, como punto de partida, el propósito aparece como la brújula que orienta la libertad. En La ética de la ambigüedad (1947), Beauvoir sostiene que la libertad no es un dato sino una tarea: se ejerce escogiendo y comprometiéndose. Así, el propósito no existe en abstracto; es la dirección que damos a nuestra vida cuando decidimos a qué causas, trabajos y vínculos atarnos con lucidez.

La acción que afila la sabiduría

Ahora bien, ¿cómo se agudiza la sabiduría? La experiencia transforma intuiciones difusas en juicio práctico. Aristóteles lo llamó phronesis en la Ética a Nicómaco: un saber que solo crece en la fricción de los casos concretos. Beauvoir converge con esa visión cuando afirma que la moral se prueba viviendo y decidiendo en situaciones reales. Por tanto, cada acto es una lima: desgasta la ingenuidad, revela límites y afina criterios.

Del aprendizaje al rumbo

A partir de esa precisión, la sabiduría deja de ser un archivo de consejos y se convierte en rumbo. Un ejemplo: El segundo sexo (1949) cartografió mecanismos de opresión; años después, la firma de Beauvoir en el Manifiesto de las 343 (1971) tradujo ese diagnóstico en acción política. Ese encadenamiento de entender, actuar y reajustar contribuyó al clima que hizo posible la Ley Veil en Francia (1975). No es causalidad lineal, pero sí una trayectoria: la teoría encuentra norte cuando se arriesga en el mundo.

Contra la parálisis por análisis

Con todo, la invitación a aferrarse al propósito no pide certezas absolutas. La ética de la ambigüedad recuerda que esperar condiciones perfectas es otra forma de renuncia. Por ello conviene preferir apuestas reversibles y de escala humana: probar, observar consecuencias y corregir. Así, la duda no inmoviliza; se vuelve método. El movimiento, incluso modesto, genera información que el pensamiento solo no puede ofrecer.

Libertad compartida y responsabilidad

Asimismo, el rumbo no es solitario. En Beauvoir, la libertad propia se afirma promoviendo la de los otros; actuar con propósito implica hacerse responsable de los efectos que producimos en vidas ajenas. Por eso la acción que afila la sabiduría no es solo técnica, sino ética: ajusta convicciones al contacto con realidades diversas y vuelve más precisos nuestros compromisos con justicia y cuidado.

Prácticas para convertir saber en dirección

Por último, aterrizar el lema requiere hábitos concretos: microcompromisos semanales vinculados al propósito, experimentos de bajo costo y reversibles, registro de decisiones con breves retros para extraer lecciones, y métricas de aprendizaje (no solo de resultado). En gestión, enfoques como Lean Startup de Eric Ries (2011) popularizaron ese ciclo de probar, medir y aprender. Trasladado a la vida, el mismo bucle convierte la intención en trayectoria sostenida.