Site logo

Deja que tu alma permanezca serena y compuesta ante un millón de universos. — Walt Whitman

Creado el: 30 de abril de 2025

Deja que tu alma permanezca serena y compuesta ante un millón de universos. — Walt Whitman
Deja que tu alma permanezca serena y compuesta ante un millón de universos. — Walt Whitman

Deja que tu alma permanezca serena y compuesta ante un millón de universos. — Walt Whitman

Tranquilidad ante la infinidad

La cita de Whitman invita a mantener una calma profunda incluso cuando nos enfrentamos a la abrumadora vastedad del universo. En su obra ‘Leaves of Grass’ (1855), explora la conexión entre el individuo y la totalidad del cosmos, alentando una actitud serena frente a la inmensidad que nos rodea, tal como un marino mantiene la compostura ante el horizonte infinito.

Autocontrol emocional

Recomendar la compostura del alma implica cultivar el autocontrol, vital en tiempos de incertidumbre. Los antiguos estoicos como Séneca, en su 'Cartas a Lucilio' (c. 65 d.C.), sugerían la serenidad como forma de resistencia al caos exterior, actitud reflejada en el consejo de Whitman.

Individuo frente a la pluralidad

Una visión whitmaniana presenta cada ser humano como parte de una multiplicidad sin perder identidad ni paz. Al igual que en el 'Bhagavad Gita' (siglo II a.C.), donde Krishna orienta a Arjuna a encontrar ecuanimidad en medio de la diversidad del mundo, Whitman exalta la capacidad de mantener la serenidad personal en medio de millones de realidades coexistentes.

El alma como centro estable

La imagen del alma impasible simboliza un centro sólido ante la tempestad. Como en el poema ‘If—’ de Kipling (1910), donde mantener la cabeza fría es señal de madurez, Whitman postula que la serenidad interior es nuestro ancla frente a las turbulencias de todo lo externo.

Universalidad y espiritualidad

El 'millón de universos' sugiere una riqueza de existencias y perspectivas. En tradiciones orientales como el budismo zen, se enseña a observar la inmensidad sin perturbar el equilibrio interno, recordando anécdotas como la de Hui Neng quien, al observar el viento y la bandera, indica que la verdadera agitación es del corazón, no del mundo exterior.