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La linterna se lleva en las manos, no la sostiene el viento. — Kabir

Creado el: 30 de abril de 2025

La linterna se lleva en las manos, no la sostiene el viento. — Kabir
La linterna se lleva en las manos, no la sostiene el viento. — Kabir

La linterna se lleva en las manos, no la sostiene el viento. — Kabir

Responsabilidad Personal

Kabir sugiere que la iluminación espiritual o el entendimiento no se consiguen por azar o fuerzas externas. Cada individuo tiene la responsabilidad activa de sostener su 'linterna', es decir, de buscar y preservar la verdad o la sabiduría en su vida. Por ejemplo, en el *Bhagavad-gita* (siglo II a.C.), Krishna aconseja a Arjuna que él mismo debe realizar su propia búsqueda interior y no depender del destino.

Control sobre el Camino Propio

La metáfora indica que no debemos confiar en factores externos para guiarnos. Así como el personaje de Dorothy en *El Mago de Oz* (L. Frank Baum, 1900) debe tomar control de su destino y no esperar milagros externos, Kabir enseña que cada quien debe dirigir y cuidar su propia luz para avanzar con seguridad.

Esfuerzo y Constancia

El acto de llevar una linterna requiere esfuerzo y atención; si se suelta, el viento (las circunstancias, el azar) la apagará. Esta idea es similar a la disciplina del monje en el *Dhammapada* budista, que sostiene la lámpara de la consciencia con diligencia para no perderse en la oscuridad de la ignorancia.

Valor de la Autonomía

El dicho subraya la importancia de la autonomía personal. Platón, en su alegoría de la caverna (*La República*, c. 375 a.C.), muestra cómo solo quien sale por sí mismo de la oscuridad puede comprender la luz. Aquí, Kabir insiste en que nadie ni nada externo puede mantener nuestra 'luz': es una labor propia.

Fragilidad de la Iluminación

La imagen de la linterna evoca algo frágil que debe protegerse activamente. El viento simboliza los desafíos y tentaciones de la vida que pueden apagar esa luz si no la cuidamos. En *El Principito* (Antoine de Saint-Exupéry, 1943), el farolero cuida su lámpara pese a la fatiga, demostrando que lo valioso se preserva solo mediante atención constante.