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De la Ansiedad al Triunfo: El Poder de la Acción

Creado el: 4 de mayo de 2025

Desear es sufrir, pero actuar es conquistar. — Kahlil Gibran
Desear es sufrir, pero actuar es conquistar. — Kahlil Gibran

Desear es sufrir, pero actuar es conquistar. — Kahlil Gibran

El anhelo y su vínculo con el sufrimiento

Partimos del reconocimiento que hace Kahlil Gibran acerca del deseo: desear es, en sí mismo, sufrir. Este sufrimiento emana de la distancia entre lo que anhelamos y lo que poseemos, un sentimiento analizado por filósofos como Schopenhauer, quien describió la voluntad y el deseo como fuentes inevitables de insatisfacción humana. Así, el deseo encierra una tensión constante y es, paradójicamente, motor y obstáculo de nuestra felicidad.

La parálisis del deseo sin acción

Naturalmente, esta tensión se intensifica si el deseo no encuentra cauce en acciones concretas. Cuando aspiramos a algo pero dudamos o no avanzamos, caemos en la parálisis, alimentando el sufrimiento y la frustración. Platón en 'El banquete' sugiere que el deseo puede ser fuente de creatividad, pero advierte que, sin acción transformadora, nos mantiene en la mera contemplación y carencia.

Gibran y el valor de actuar

En contraposición, Gibran destaca la importancia de actuar como medio de conquista. Convertir el deseo en movimiento no solo alivia el sufrimiento, sino que transforma la realidad. Esta transición se refleja en la historia de grandes inventores, como Thomas Edison, quien tras innumerables fracasos eligió perseverar hasta iluminar al mundo, demostrando que es la acción—y no solo el sueño—la que forja conquistas genuinas.

La acción como camino hacia el crecimiento personal

De manera más íntima, la acción nos pone en contacto con nuestro potencial y nos permite superar temores o limitaciones autoimpuestas. Psicólogos como Albert Bandura resaltan que la autoeficacia, la creencia en nuestra capacidad de actuar, se fortalece a medida que enfrentamos y superamos retos concretos. Así, cada paso nos convierte menos en víctimas del deseo y más en artífices de nuestro destino.

Integrando deseo y acción en la vida cotidiana

Finalmente, la enseñanza de Gibran invita a un balance vital: abrazar el deseo como inspiración, pero no detenernos allí. Al comprometernos con la acción, canalizamos el sufrimiento hacia el logro y la satisfacción. En suma, la combinación de anhelar y actuar no solo define el carácter de las grandes figuras históricas, sino también el progreso personal cotidiano de cada uno de nosotros.