La Trampa de la Venganza y el Camino a la Ceguera
Creado el: 5 de mayo de 2025

Ojo por ojo solo conseguirá que todo el mundo se quede ciego. — Mahatma Gandhi
El Círculo Vicioso de la Represalia
Gandhi ilustra con su célebre frase cómo la venganza perpetúa un ciclo interminable de daño. En vez de resolver conflictos, el castigo mutuo solo aumenta las heridas compartidas. Esta idea se encuentra reflejada ya en la Ley del Talión de sociedades antiguas, pero Gandhi advierte que responder a una ofensa con otra igual no trae paz, sino una escalada sin fin.
La Degradación Social y Moral
Así, si cada individuo opta siempre por devolver el daño recibido, la sociedad entera se degrada. Más allá del plano físico—la ceguera literal del ejemplo—se insinúa una ceguera moral: la incapacidad colectiva para distinguir el bien del mal. Esta deshumanización se observa en los relatos bíblicos de violencia constante, o en tragedias clásicas como la venganza de Orestes en Esquilo, donde el deseo de justicia degenera en caos.
El Ejemplo Histórico de la No Violencia
Frente a este panorama, la vida y obra de Gandhi proponen una alternativa radical: la no violencia activa. Inspirándose en textos como el Bhagavad-gītā y en la tradición jainista, Gandhi lideró movimientos que rechazaron el ojo por ojo para romper la cadena de represalias. Sus campañas en Sudáfrica y la India demostraron que la resistencia pacífica puede transformar sociedades enteras sin caer en la ceguera colectiva del odio.
Perspectivas Psicológicas sobre el Perdón
La psicología moderna respalda la visión gandhiana. Estudios como los de Everett Worthington (2015) muestran que perdonar, en vez de devolver el daño, reduce el estrés y fomenta la empatía. Así, el perdón no solo detiene la espiral de la venganza, sino que sana a ambas partes. Esta perspectiva sugiere que, al renunciar a responder con la misma moneda, se recupera la visión ética y emocional que el ciclo de venganza había nublado.
Construyendo un Futuro sin Ceguera
Finalmente, la advertencia de Gandhi es una invitación al cambio cultural. La paz duradera solo es posible si se priorizan la reconciliación y la comprensión mutua, superando los impulsos destructivos de la venganza. Al seguir este camino, las comunidades no se condenan a la ceguera generalizada, sino que aprenden a ver al otro como un igual, incluso después del conflicto. Así, la humanidad avanza, cultivando una visión más lúcida y compasiva del mundo.