Site logo

El arte como espejo y viaje interior simultáneo

Creado el: 8 de mayo de 2025

El arte nos permite encontrarnos a nosotros mismos y perdernos al mismo tiempo. — Thomas Merton
El arte nos permite encontrarnos a nosotros mismos y perdernos al mismo tiempo. — Thomas Merton

El arte nos permite encontrarnos a nosotros mismos y perdernos al mismo tiempo. — Thomas Merton

El arte como medio de autodescubrimiento

Thomas Merton sugiere que el arte nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos, función que ha fascinado a filósofos y creadores por siglos. Al sumergirnos en una obra, ya sea música, pintura o literatura, nos enfrentamos a emociones y pensamientos que quizás antes pasaban inadvertidos. De modo similar, en ‘El retrato de Dorian Gray’ de Oscar Wilde, el protagonista se enfrenta a su verdadera naturaleza a través del arte, evidenciando cómo la creación artística permite el autorreconocimiento y la introspección.

La paradoja de perdernos en la experiencia artística

Sin embargo, Merton destaca una paradoja complementaria: el arte también nos permite perdernos. Es decir, el acto de contemplar o crear puede disolver temporalmente los límites del yo, sumergiéndonos en un estado de flujo donde dejamos de ser conscientes de nosotros mismos. Esta experiencia, como describió Mihaly Csikszentmihalyi en sus investigaciones sobre la creatividad, implica perder la noción del tiempo y la identidad personal, permitiendo así una evasión saludable de las preocupaciones cotidianas.

Transiciones entre el yo y el universo

Esta doble función del arte —hallazgo y pérdida— genera una dinámica enriquecedora. Al mismo tiempo que nos ayuda a conocernos, nos permite conectar con algo más grande, trascendiendo los límites individuales. En la pintura de Jackson Pollock, por ejemplo, el espectador puede sentir tanto el impulso vital del artista como una disolución en el caos expresivo del lienzo. Así, el arte actúa como un puente entre la conciencia personal y el todo universal.

La universalidad de la experiencia estética

No es casualidad que culturas de todo el mundo recurran al arte en rituales de transición, duelo o celebración. En el teatro griego, la catarsis colectiva servía para que los asistentes se perdieran en el drama, solo para salir del trance con una nueva comprensión de sí mismos y su comunidad. Este ciclo de perderse y encontrarse confirma el poder universal del arte para transformar tanto al individuo como al colectivo.

El arte como camino hacia el equilibrio interior

Finalmente, el arte enseña que encontrarse y perderse no son experiencias opuestas, sino complementarias. En la práctica artística, tal como lo vivió el propio Merton en su vida monástica y literaria, la búsqueda de uno mismo y el abandono consciente parecen alimentarse mutuamente. Así, a través del arte, aprendemos a navegar la paradoja esencial de la existencia: somos individuos definidos, aunque capaces de disolvernos en algo más vasto y misterioso.