El Verdadero Encanto: Soñar con la Riqueza
Creado el: 10 de mayo de 2025

Las riquezas no nos entusiasman tanto como la idea de hacernos ricos. — André Gide
La fascinación del deseo frente a la posesión
André Gide subraya una verdad psicológica profunda: lo que realmente nos motiva no es tener riquezas, sino la esperanza y la expectativa de lograrlas. La anticipación y la posibilidad parecen despertar en nosotros un entusiasmo mayor que el hecho de poseer bienes materiales. Esto es patente en las emociones experimentadas al comprar billetes de lotería o al imaginar una vida mejor — el deseo nos impulsa y da color a nuestra rutina cotidiana.
El papel de la imaginación en la búsqueda de riqueza
A medida que exploramos este fenómeno, queda claro que la imaginación desempeña un rol crucial en la búsqueda de fortuna. La promesa de prosperidad alienta sueños y aspiraciones que movilizan nuestra creatividad y esfuerzo. Como plantea el filósofo Jean-Paul Sartre en ‘El ser y la nada’ (1943), los seres humanos viven proyectando hacia el futuro, donde las posibilidades superan a la realidad presente.
Reflejos culturales: la riqueza como mito colectivo
Este anhelo no es solo individual: a nivel cultural, el sueño de hacerse rico alimenta historias, películas y novelas. Mitos como ‘El Dorado’ o ‘La fiebre del oro’ han servido como motores simbólicos para sociedades enteras, creando una narrativa donde la expectativa de fortuna parece más estimulante que el mero hecho de acumular oro. Así, la promesa de riqueza se convierte en un ideal compartido.
La psicología detrás de la motivación
Desde la psicología, la motivación intrínseca —la que viene del placer de intentar y avanzar— suele ser más poderosa que la recompensa tangible. Investigaciones como las de Edward Deci y Richard Ryan sobre la ‘autodeterminación’ en los años 80, muestran que las personas se sienten más realizadas por el proceso de perseguir metas, que por el logro final de las mismas. El camino, en fin, es tan valioso como la meta.
Implicaciones para la satisfacción personal
Finalmente, este matiz revela por qué, a menudo, la obtención de riquezas no trae la felicidad esperada. Muchos descubren que, una vez alcanzadas sus metas materiales, el entusiasmo se desvanece, y surge la búsqueda de nuevos desafíos. Así, aprender a disfrutar el trayecto y cultivar aspiraciones activas puede llenar de sentido la vida, mucho más que la simple acumulación de bienes.