Multiplicando alegrías, compartiendo penas: Claves del bienestar
Creado el: 13 de mayo de 2025

Multiplica tus alegrías, divide tus penas. — Joseph Addison
El valor de compartir la alegría
La frase de Joseph Addison nos invita a reflexionar sobre el impacto positivo de compartir nuestras vivencias más felices. Cuando comunicamos nuestras alegrías con los demás, no solo fortalecemos los lazos de amistad y familia, sino que también multiplicamos el gozo al ver la felicidad reflejada en quienes nos rodean. Como afirma el filósofo Aristóteles en su *Ética a Nicómaco*, la amistad se nutre de momentos compartidos, siendo la dicha uno de los enlaces más sólidos entre las personas.
La importancia de dividir las penas
Así como compartir la felicidad la intensifica, dividir las penas alivia su carga. Al hacer partícipes a otros de nuestros problemas, permitimos que el dolor se diluya y que la empatía y el apoyo mutuo entren en acción. Ejemplos como los grupos de apoyo muestran que exteriorizar el sufrimiento puede ser terapéutico y un paso esencial hacia la superación, como sugieren estudios en psicología positiva desarrollados por Martin Seligman.
Las raíces sociales de la emoción
Profundizando, tanto la alegría como la pena poseen una dimensión social significativa. Según Dacher Keltner en su obra sobre las emociones humanas, el ser humano ha evolucionado para vincularse emocionalmente con los demás. Compartir sentimientos fortalece comunidades y estrecha relaciones, proporcionando una red de seguridad emocional en la que crecer y sanar resulta más sencillo y natural.
Beneficios psicológicos del apoyo mutuo
El apoyo emocional, tanto en momentos felices como difíciles, tiene efectos directos en nuestro bienestar. Diversas investigaciones, como las de Shelly Gable sobre la ‘capitalización social’, demuestran que celebrar juntos los éxitos incrementa la satisfacción personal y colectiva, mientras que comunicar las penas ayuda a reducir la ansiedad y la tristeza, propiciando una recuperación más rápida del ánimo.
Traduciendo la sabiduría en acciones cotidianas
Finalmente, adoptar el consejo de Addison en la vida diaria implica cultivar la apertura y la sensibilidad. Desde felicitar sinceramente a un amigo hasta escuchar activamente cuando alguien atraviesa un mal momento, estos gestos tejen una red de relaciones saludables. Así, multiplicamos la alegría y aliviamos el sufrimiento, promoviendo el bienestar individual y colectivo de manera consciente y solidaria.