El Crecimiento Pleno Surge Cerca de la Fuente
Creado el: 26 de mayo de 2025

El árbol que está junto al agua corriente es más frondoso y da más fruto. — Santa Teresa de Ávila
La Sabiduría de la Naturaleza en la Espiritualidad
Santa Teresa de Ávila utiliza una imagen sencilla pero poderosa: el árbol junto al agua crece más y da mejores frutos. Esta metáfora natural, tomada de la tradición bíblica (cf. Salmo 1:3), nos permite comprender visualmente la importancia de buscar sustento donde abunda la vida. Así, como el árbol necesita agua constante, también el ser humano precisa una fuente interior que lo renueve.
La Fuente Interior y la Vida Espiritual
Profundizando en la imagen, Teresa no solo habla de naturaleza, sino del alma que se nutre de Dios. En su obra 'El libro de la vida', relata cómo la oración y la contemplación convierten a Dios en esa 'agua viva' esencial. De la misma manera que el árbol se fortalece y fructifica, quien se arraiga espiritualmente cerca de esta fuente experimenta plenitud y abundancia interior.
La Importancia de la Proximidad y la Constancia
Sin embargo, el árbol no solo debe estar cerca del agua: debe mantener una relación constante con ella. Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra disciplina personal. Teresa insiste en la regularidad de la oración, subrayando que la cercanía continua —y no esporádica— con la ‘corriente’ es lo que posibilita frutos verdaderos. Solo así, mediante la perseverancia, se puede observar un cambio real en la vida.
Frutos que Benefician a Uno y a los Demás
Los frutos de un árbol saludable no se disfrutan solo en su copa: alimentan y dan sombra al entorno. Así, la vida espiritual fecunda derrama beneficios sobre el prójimo. Santa Teresa fue ejemplo vivo al fundar conventos y escribir libros que siguen nutriendo a otros siglos después. Así, quien permanece conectado a la fuente espiritual, se convierte también en manantial para los demás.
El Desafío de Buscar el Agua en Tiempos de Sequía
Finalmente, Teresa reconoce que hay épocas de sequía y dificultad, donde parece imposible hallar el agua vital. Sin embargo, incluso en esos momentos, invita a confiar y a buscar la corriente subterránea de esperanza. Así como los árboles desarrollan raíces profundas ante la falta de lluvia, el alma necesita profundizar en la fe y la perseverancia para encontrar su sustento y, tarde o temprano, florecer de nuevo.