Sabiduría Tardía: Reflexiones Sobre el Paso del Tiempo
Creado el: 29 de mayo de 2025

La tragedia de la vida es que envejecemos demasiado pronto y nos hacemos sabios demasiado tarde. — Benjamin Franklin
La Paradoja del Envejecimiento
Benjamin Franklin, con su aguda observación, pone de relieve una ironía inherente a la existencia humana: el conocimiento y la madurez suelen llegar cuando la juventud y el vigor ya se han ido. Esta paradoja ha sido un tema recurrente en la literatura y la filosofía, donde autores como Gabriel García Márquez también aluden a la fugacidad vital en ‘El amor en los tiempos del cólera’. Así, la vida parece un continuo aprendizaje cuyo fruto se recoge demasiado tarde.
La Experiencia como Maestra Tardía
A medida que avanzamos en la vida, la experiencia va sedimentando en nosotros, otorgándonos perspectiva y discernimiento. Sin embargo, como advierte Franklin, este proceso suele ser lento. Platón en su ‘República’ señala que sólo a edades avanzadas se alcanza el dominio sobre el alma. De este modo, la sabiduría no se hereda ni se enseña fácilmente; debe ser vivida y padecida.
El Valor de los Errores Juveniles
Muchos de los aprendizajes más significativos surgen de los errores que cometemos en la juventud. Estas equivocaciones, aunque dolorosas en el momento, son esenciales para el desarrollo personal. Como ejemplifica la historia de Ulises en la ‘Odisea’, cada desvío y cada decisión equivocada es un peldaño en la escalera hacia una comprensión más profunda de la existencia.
Transmisión Generacional y Aprendizaje
Frente a esta tragedia temporal, surge la pregunta de si es posible acortar el ciclo: ¿Pueden los jóvenes aprender de la experiencia ajena? Aunque cada generación intenta aconsejar a la siguiente, la historia –como ilustra el refrán popular ‘Nadie escarmienta en cabeza ajena’– demuestra que el aprendizaje directo es insustituible. Franklin insiste así, indirectamente, en la importancia del diálogo intergeneracional.
Aprovechando el Presente
Finalmente, la reflexión de Franklin nos invita a valorar el presente y a buscar el aprendizaje en cada etapa, por breve que parezca. El budismo enseña la atención plena (‘mindfulness’) como vía para aprovechar cada instante y evitar el arrepentimiento tardío. Así, la tragedia se convierte en un llamado ético: vivir conscientemente, aprender con humildad y compartir la sabiduría adquirida sin esperar a que sea demasiado tarde.