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El deseo como antesala de la realización personal

Creado el: 8 de junio de 2025

Desear es empezar a tener. — San Agustín
Desear es empezar a tener. — San Agustín

Desear es empezar a tener. — San Agustín

El deseo según San Agustín

Comenzando con la frase de San Agustín, 'Desear es empezar a tener', advertimos que el filósofo y teólogo sugiere que todo anhelo sincero implica una primera forma de posesión. Así, en su pensamiento, el deseo no es una mera carencia, sino el inicio de un proceso de apropiación interior, una dinámica que transforma el vacío en plenitud potencial.

Del anhelo interno a la consecución externa

Este enfoque agustiniano transita hacia una reflexión más amplia: el deseo es la fuerza que impulsa la acción y el cambio. Como lo expone en sus 'Confesiones' (c. 397), ningún logro comienza sin un 'corazón que arde por lo que aún no tiene'. Por ende, el deseo motiva el esfuerzo, marcando el primer paso concreto hacia la realización de nuestras metas.

Paralelismos en la filosofía occidental

Descendiendo a otros ámbitos filosóficos, podemos hallar ecos de este razonamiento en Platón, quien en 'El banquete' describe el deseo —eros— como una carencia creativa que mueve al ser hacia la belleza y la verdad. Así, tanto en San Agustín como en Platón, el deseo es visto como la antesala indispensable de cualquier forma de posesión o plenitud.

Implicaciones psicológicas contemporáneas

Trasladándonos al plano de la psicología moderna, teorías como la de Abraham Maslow enfatizan que todo comportamiento humano nace de una necesidad o deseo. La conocida 'pirámide de Maslow' (1943) sitúa al deseo como el motor de autorrealización, reforzando la idea de que al desear, una persona ya inicia el camino hacia poseer aquello que ansía.

El deseo como acto de creación personal

Finalmente, podemos concluir que el deseo, lejos de ser un estado pasivo, es creativo y generador de movimiento. San Agustín nos invita a reconocer que al desear, ya activamos en nosotros la posibilidad de obtener, transformando el pensamiento en acción. Así, el deseo se convierte en el primer eslabón de toda experiencia de realización y sentido.