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La Caridad y la Justicia: Del Deber al Don

Creado el: 25 de junio de 2025

La caridad comienza cuando termina la justicia. — Proverbio francés
La caridad comienza cuando termina la justicia. — Proverbio francés

La caridad comienza cuando termina la justicia. — Proverbio francés

Definiendo Justicia y Caridad

Para comprender plenamente el proverbio francés, es esencial distinguir entre justicia y caridad. La justicia implica dar a cada quien lo que le corresponde, guiada por principios y normas sociales que buscan la equidad. Por otro lado, la caridad supera el deber: es un acto voluntario de generosidad, un don que no se exige sino que se ofrece libremente. Así, mientras la justicia establece las reglas del juego social, la caridad ocupa el espacio donde la ley no puede llegar.

La Justicia como Fundamento

En la tradición filosófica occidental, autores como Aristóteles en *Ética a Nicómaco* han sostenido que la justicia es la virtud cívica por excelencia, indispensable para la convivencia. Este enfoque prioriza la igualdad de derechos y oportunidades, asegurando que nadie quede atrás por motivos de arbitrariedad. A partir de aquí, la sociedad puede aspirar a una vida digna para todos, pero la justicia, por sí sola, establece únicamente el mínimo moral necesario.

El Surgimiento de la Caridad

Justamente donde acaba la estricta obligación de la justicia, según el proverbio, comienza la caridad. Es en ese margen donde el ser humano puede ejercer una solidaridad libre, nacida de la empatía y la compasión. Ejemplos abundan en la historia: figuras como la Madre Teresa de Calcuta dedicaron sus vidas a ayudar a quienes no alcanzaban ni siquiera el mínimo de justicia. Esta dimensión trasciende lo legal y responde a un llamado más íntimo y personal.

Tensiones y Complementariedades

A pesar de sus diferencias, justicia y caridad no son excluyentes. Como advierte Rawls en *Teoría de la justicia* (1971), una sociedad ideal evita que la caridad supla al deber, pero también reconoce que, ante fallas sistémicas, la compasión se vuelve imprescindible. Así, la caridad no debería sustituir la justicia, sino complementarla—atendiendo necesidades que la estructura social, por compleja que sea, no logra cubrir del todo.

Construyendo una Sociedad Más Humana

En última instancia, el proverbio invita a reflexionar sobre las limitaciones de la ley y a reivindicar la dimensión altruista del ser humano. Una sociedad verdaderamente humana requiere, primero, garantizar la justicia, pero también abrir espacio para gestos gratuitos de bondad. De este modo, la armonía social se funda sobre los cimientos del deber cumplido y florece gracias a la generosidad sin exigencias.