La amistad: dulzura, risa y placeres compartidos
Creado el: 28 de junio de 2025

En la dulzura de la amistad, que haya risa y el compartir de placeres. — Khalil Gibran
El valor esencial de la amistad
Khalil Gibran, en su conocida sensibilidad poética, destaca la amistad como un espacio de dulzura. Esta mirada invita a reconsiderar la amistad no solo como un lazo de apoyo mutuo, sino también como una fuente genuina de gozo y ternura. Así, desde los escritos clásicos hasta las relaciones contemporáneas, la amistad se configura como un refugio afectivo donde la compañía se disfruta por sí misma.
La risa como lenguaje universal
Enlazando con ese clima de dulzura, la risa emerge como protagonista en las relaciones amistosas. De hecho, estudios modernos sostienen que la risa compartida refuerza los vínculos emocionales y promueve la confianza. Tal como Aristóteles subrayaba en su Ética a Nicómaco (c. 350 a.C.), los amigos se alegran juntos no solo porque comparten ideales, sino porque encuentran placer en la compañía y el humor compartido.
El acto de compartir placeres
Además de la risa, Gibran enfatiza la importancia de compartir placeres. Esta práctica, lejos de basarse en la mera diversión superficial, implica una celebración conjunta de los pequeños y grandes momentos de la vida. Ejemplos cotidianos—desde disfrutar una comida hasta conversar bajo las estrellas—se convierten, en la mirada del poeta, en ritos íntimos que nutren el vínculo entre amigos.
La amistad frente a la adversidad
Naturalmente, los buenos momentos compartidos hacen que las amistades se fortalezcan, facilitando el apoyo recíproco en tiempos difíciles. Como bien señala el refrán ‘en la prosperidad nuestros amigos nos conocen; en la adversidad, los conocemos’, la alegría vivida juntos se transforma en un sostén memorable cuando se presentan desafíos. Así, la dulzura previa refuerza la resistencia del lazo amistoso.
Un arte de cultivar la alegría común
Por último, Gibran nos anima a cultivar activamente la alegría y el placer en la amistad. No se trata solo de esperar que los buenos momentos surjan espontáneamente, sino de crearlos con intención. Inspirados por su consejo, podemos ver la vida compartida con amigos como un arte en sí mismo, donde la risa y el gozo entrelazan la experiencia humana en su forma más pura y memorable.