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Del Deseo al Éxito: El Camino del Esfuerzo

Creado el: 29 de junio de 2025

Desear es obtener; esforzarse es triunfar. — Bertolt Brecht
Desear es obtener; esforzarse es triunfar. — Bertolt Brecht

Desear es obtener; esforzarse es triunfar. — Bertolt Brecht

El papel fundamental del deseo

Bertolt Brecht nos invita a reconocer que todo logro comienza con un deseo genuino. Desear algo es el primer acto creador, el punto de partida de toda acción significativa. El mismo Brecht, dramaturgo revolucionario, transformó sus ansias de justicia social en obras teatrales que cambiaron la cultura europea. Así, el deseo puede ser entendido como la chispa que enciende la voluntad y precede cualquier esfuerzo.

De la intención a la acción: el impulso del esfuerzo

Sin embargo, Brecht nos recuerda que el simple anhelo no basta. El deseo debe ir acompañado de esfuerzo, pues solo a través de la acción constante se logra plasmar en la realidad aquello que se sueña. Esta idea resuena con el proverbio latino: 'Labor omnia vincit' (el trabajo todo lo vence), ilustrando que el trabajo sostenido transforma la potencia del deseo en resultados tangibles.

La relación entre esfuerzo y triunfo

La transición del esfuerzo al triunfo es esencial en la cita de Brecht. No se trata solo de esforzarse, sino de entender que en el acto mismo de perseverar reside el triunfo inicial: cada intento, cada obstáculo superado, constituye una victoria. En *La vida de Galileo* (1938), Brecht muestra cómo el científico triunfa incluso ante la adversidad, porque su labor constante desafía las barreras impuestas por la sociedad.

Ejemplos históricos y literarios de esta dinámica

A lo largo de la historia, grandes figuras han demostrado esta ecuación entre deseo, esfuerzo y éxito. Por ejemplo, Marie Curie soñó con descubrir nuevos elementos y, gracias a años de trabajo incansable, revolucionó la ciencia. Asimismo, en la literatura, la Odisea de Homero nos presenta a Ulises, quien desea volver a Ítaca y lo logra únicamente gracias a una determinación y esfuerzo inquebrantables.

Reflexión final: El triunfo como proceso continuo

En última instancia, la afirmación de Brecht sugiere que el triunfo no es un evento aislado, sino un proceso que se renueva con cada meta alcanzada. Al unir deseo y esfuerzo, las personas crean un círculo virtuoso de superación. Adoptar esta perspectiva nos motiva a ver cada pequeña conquista como parte del éxito mayor, manteniendo así viva la llama de nuestras aspiraciones.