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El equilibrio: una creación consciente y continua

Creado el: 17 de julio de 2025

El equilibrio no es algo que encuentres, es algo que creas. — Jana Kingsford
El equilibrio no es algo que encuentres, es algo que creas. — Jana Kingsford

El equilibrio no es algo que encuentres, es algo que creas. — Jana Kingsford

Comprendiendo la naturaleza del equilibrio

La frase de Jana Kingsford invita a cuestionar la noción popular de que el equilibrio es una suerte de tesoro escondido al que uno debe llegar. Más bien, sugiere que el equilibrio no es una meta estática, sino un proceso dinámico que debe ser desarrollado y sostenido desde nuestro propio interior. Esta perspectiva resulta particularmente potente en una época dominada por la búsqueda constante de armonía entre la vida personal y profesional.

Del mito del hallazgo a la acción deliberada

En lugar de esperar a tropezar con un estado perfecto de equilibrio, Kingsford nos impulsa a adoptar una postura activa: el equilibrio se construye a partir de intenciones y decisiones conscientes. Así como un escultor moldea su obra a partir de la materia prima, las personas deben modelar su vida cotidiana, ajustando prioridades y límites, tal como sugiere Stephen Covey en ‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’ (1989), donde enfatiza la proactividad como clave para el bienestar.

El papel de la auto-reflexión en la creación del equilibrio

Para crear equilibrio, es fundamental la auto-reflexión constante. Evaluar cómo se reparten nuestro tiempo y energía nos permite identificar desequilibrios y redirigir esfuerzos. Por ejemplo, Simone Weil, filósofa y escritora francesa, recalcaba la importancia de la atención plena para restaurar la armonía interior. Así, preguntarse periódicamente ‘¿Estoy atendiendo lo que de verdad importa?’ se convierte en una herramienta esencial en la creación de equilibrio.

Adaptabilidad: el equilibrio como ajuste constante

El equilibrio, además, no es idéntico para todos ni permanece fijo a lo largo del tiempo. Las circunstancias personales, laborales y emocionales exigen una capacidad de adaptación constante. Esto recuerda al taoísmo, donde la búsqueda del Tao implica un flujo dinámico más que una quietud estancada (ver Lao-Tse, ‘Tao Te Ching’, s. VI a.C.). Así, construir equilibrio significa aprender a reajustar nuestros actos ante los desafíos y cambios de la vida.

El impacto de crear tu propio equilibrio

Finalmente, al asumir la responsabilidad de construir nuestro equilibrio, desarrollamos resiliencia y autonomía emocional. Este enfoque capacita a las personas para enfrentar frustraciones y exigencias externas con mayor ecuanimidad. Así, el equilibrio deja de ser una condición idealizada y se transforma en una habilidad cultivada día a día; una obra original, adaptada a la realidad y necesidades de cada quien.