Invernar hoy para veranear en todas partes
Creado el: 10 de agosto de 2025

Si invernamos este invierno, podremos veranear en cualquier parte. — Seamus Heaney
Una brújula en tiempos hostiles
Para empezar, la frase convierte el invierno en sinónimo de prueba y el verano en horizonte de posibilidad. Heaney sugiere que la resistencia presente no solo preserva la vida: amplía el mundo. Al sobrevivir al tramo más crudo, se desbloquea una libertad de movimiento y de ánimo que antes parecía clausurada. No es escapismo, sino una ética del mientras tanto: aguantar con sentido, para llegar con fuerzas. Esta lectura prepara el terreno para entender de dónde brota esa confianza y por qué resuena más allá de su contexto irlandés.
Heaney y la memoria de Irlanda
Desde la granja en County Derry hasta la sombra de los Troubles, Heaney hizo de las estaciones un vocabulario de la experiencia común. En su conferencia Nobel, Crediting Poetry (1995), defendió que la poesía sostiene la imaginación en medio de la intemperie social, abriendo un espacio donde el coraje y la compasión se vuelven practicables. La imagen de invernar encaja con esa misión: nombrar lo difícil sin negarlo, y a la vez insinuar una salida. Así, la metáfora estacional no es decorativa; es una pedagogía de la esperanza situada.
Invernar como acción, no pasividad
Asimismo, invernar no equivale a hibernar. En el campo, es almacenar grano, podar para que rebrote, reparar techos; en el mar, es rizar velas para capear el temporal. Incluso el calendario gaélico marcaba Imbolc como bisagra entre resistencia y renacer. La frase convoca ese trabajo silencioso: ajustar expectativas, redistribuir energías, cuidarnos mutuamente. Entendida así, la espera se vuelve estrategia, y la estrategia, comunidad en marcha.
Esperanza con método
A la luz de la psicología, la esperanza efectiva combina agencia y rutas, según la teoría de Snyder (1994): voluntad para avanzar y caminos alternativos cuando uno se cierra. Ann Masten (2001) llamó ordinary magic a esta resiliencia cotidiana que emerge de vínculos, rutinas y metas claras, mientras que George Bonanno (2004) mostró su frecuencia incluso tras eventos adversos. Leída con estas lentes, la invitación de Heaney no es un buen deseo: es una arquitectura práctica para atravesar el invierno y convertir el verano en consecuencia, no en milagro.
Del yo al nosotros
Además, el si invernamos es plural: presupone cuidado mutuo. Redes vecinales, turnos de descanso, información fiable y recursos compartidos traducen la metáfora en política de lo común. No por azar, la línea circuló con fuerza en 2020 en carteles y redes como consigna de ánimo. Ahora bien, resistir no implica romantizar la privación; como recuerda Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido (1946), hallar propósito no niega el dolor, lo encauza. La justicia social es el abrigo que hace posible ese nosotros.
Después del deshielo: aprender del verano
Finalmente, superar el invierno plantea una tarea: no desperdiciar el verano. Lo ganado en disciplina, afectos y claridad debe traducirse en memoria institucional, descansos verdaderos y proyectos que prevengan el próximo frío. De lo contrario, el alivio se evapora y el ciclo se repite sin aprendizaje. Veranear en cualquier parte significa entonces portar competencias y vínculos a nuevos escenarios, expandiendo el mapa de lo vivible. Así cierra el arco de la frase: del aguante con sentido a la libertad con propósito.