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Descubrir y cumplir la misión de cada generación

Creado el: 10 de agosto de 2025

Cada generación debe, en una relativa oscuridad, descubrir su misión, cumplirla o traicionarla. — Fr
Cada generación debe, en una relativa oscuridad, descubrir su misión, cumplirla o traicionarla. — Frantz Fanon

Cada generación debe, en una relativa oscuridad, descubrir su misión, cumplirla o traicionarla. — Frantz Fanon

Oscuridad relativa y búsqueda de sentido

Fanon sitúa la tarea generacional en una penumbra: no hay mapas cerrados ni certezas absolutas, solo indicios. En Los condenados de la tierra (1961), con el célebre prefacio de Sartre, esa “oscuridad” alude tanto a la opacidad de las estructuras históricas como a la insuficiencia de las categorías heredadas. Así, cada cohorte hereda problemas sin manual de instrucciones y debe improvisar rutas, ensayando tácticas mientras aprende. Por eso la “misión” no es un destino escrito, sino una pregunta práctica: ¿qué nos exige este tiempo y con qué herramientas respondemos?

El descubrimiento como acto colectivo

Desde esa penumbra inicial, el descubrimiento no ocurre en soledad. Karl Mannheim, en “El problema de las generaciones” (1928), muestra que una generación comparte una “ubicación” histórica que moldea su horizonte de acción. En la Argelia que Fanon conoció como psiquiatra, redes barriales y comités clandestinos transformaron miedo en método (Horne, A Savage War of Peace, 1977). El hallazgo de misión emergió del hacer: puntos de apoyo, logística, lenguaje común. De este modo, la misión se reconoce no solo en consignas, sino en prácticas que cohesionan y revelan qué es posible y qué no.

Cumplir o traicionar: la prueba ética

De ahí que el hallazgo exija una segunda decisión: sostenerlo o traicionarlo. Fanon advierte que, tras la ruptura, acecha la cooptación y el acomodo de élites. Amílcar Cabral insistía: “Decir la verdad, no reclamar victorias fáciles” (Discurso de 1965). Cumplir implica convertir el impulso inicial en instituciones, distribuir costos y beneficios, y evitar que la representación suplante a la participación. Traicionar, en cambio, es convertir la misión en retórica, usufructuarla sin transformar estructuras. La diferencia suele residir en mecanismos de rendición de cuentas y en si la base conserva voz efectiva.

De 1968 al activismo climático

Esta tensión reaparece en oleadas históricas: del 68 estudiantil que ensanchó libertades culturales, al levantamiento de Soweto (1976) contra el apartheid, y a la Primavera Árabe (2011), donde la apertura inicial chocó con contrarrevoluciones y fatiga cívica. Hoy, la generación climática articula una misión planetaria: de Fridays for Future a litigios estratégicos, se redefine el “nosotros” intergeneracional. Las victorias parciales —ciudades descarbonizando, fallos judiciales— conviven con inercia y retrocesos. La pregunta fanoniana persiste: ¿cómo convertir irrupciones en cambios duraderos que no se desfiguren al institucionalizarse?

Descolonizar la mente y el cuerpo

Sin embargo, el terreno decisivo también es interior. Piel negra, máscaras blancas (1952) de Fanon describe heridas psíquicas que dificultan reconocerse como sujeto histórico. Descubrir la misión supone desmontar jerarquías internalizadas y recuperar agencia simbólica: lengua, estética, autoestima. No es solo política pública, es terapia social. De ese modo, los cuerpos —antes objetos— devienen fuentes de conocimiento y acción. Cuando la dignidad se afirma, la misión deja de ser consigna y se vuelve hábito: una práctica cotidiana que reordena percepciones, afectos y expectativas de lo posible.

Memoria, tecnología y la herencia intergeneracional

Finalmente, para que el cumplimiento no se diluya, memoria y técnica importan. Plataformas digitales amplifican voces pero producen nuevas opacidades algorítmicas (Zuboff, The Age of Surveillance Capitalism, 2019). Archivos ciudadanos, periodismo forense y educación crítica ayudan a fijar lecciones y a blindarlas ante la desinformación. Paulo Freire, en Pedagogía del oprimido (1968/1970), propone una transmisión dialogada: legar herramientas sin petrificar respuestas. Así, la próxima generación hereda brújulas, no jaulas. Y cuando vuelva la oscuridad —porque siempre vuelve—, encontrará no solo una misión, sino mejores modos de reconocerla a tiempo.