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Simplicidad vital que despeja el camino del amor

Creado el: 10 de agosto de 2025

Vivir con sencillez hace que amar sea sencillo. — bell hooks
Vivir con sencillez hace que amar sea sencillo. — bell hooks

Vivir con sencillez hace que amar sea sencillo. — bell hooks

Sencillez como ética del amor

Para comenzar, la sentencia de bell hooks sugiere que la vida sobria y clara es el suelo donde el amor puede echar raíces. En Todo sobre el amor (2000), hooks entiende el amor como una práctica ética basada en cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento. La sencillez, entonces, no equivale a privación, sino a coherencia: menos máscaras, menos ruido, más alineación entre lo que sentimos, decimos y hacemos. Al reducir la carga de la apariencia y la competencia, se libera energía para la ternura y la escucha. Así, vivir sencillo abre espacio para que el amor deje de ser una promesa abstracta y se convierta en hábito, en elección repetida.

Desapego del consumo y apertura a la intimidad

A continuación, la sencillez desmonta el guion consumista que convierte las relaciones en vitrinas. Thoreau, en Walden (1854), propuso simplificar para atender a lo esencial, y Erich Fromm, en El arte de amar (1956), distinguió entre el tener y el ser. Cuando el valor no depende de lo que se posee o exhibe, se vuelve posible mirar al otro sin instrumentalizarlo. Una pareja que canceló suscripciones, redujo pantallas y declaró los domingos sin compras descubrió algo elemental: con menos estímulos, aumentó la conversación, la risa y el afecto no performativo. De este modo, la intimidad florece cuando se apagan los reflectores.

Atención presente como gesto de cuidado

Siguiendo esa línea, la sencillez se traduce en atención presente. Simone Weil (c. 1942) escribió que la atención es una forma rara y pura de generosidad; aplicada al amor, es el acto de suspender la prisa para ver al otro. Una maestra de primaria que inició cada clase con dos minutos de silencio y luego un breve intercambio de gratitud reportó menos conflictos y más cooperación. En casa, ese mismo gesto —dejar el teléfono a un lado durante la cena— multiplica la confianza. Así, la presencia sin adornos, aunque parezca pequeña, es un cuidado profundo.

Vulnerabilidad sin adornos

Además, vivir con sencillez invita a la vulnerabilidad, que es el lenguaje del amor. En The Will to Change (2004), hooks anima especialmente a los hombres a soltar la armadura patriarcal que confunde dureza con valor. Al renunciar a esos adornos identitarios —estatus, control, infalibilidad— aparecen la confesión honesta y el consuelo mutuo. En un círculo de hombres donde se prohibieron títulos y logros, solo nombre y sentimiento presente, el clima cambió: la competencia cedió paso a la empatía y el cuidado. De esta forma, la desnudez emocional, sostenida por una vida sobria, hace el amor practicable.

Lo común que sostiene el amor

Por otra parte, la sencillez se vuelve social cuando se comparte. Vecindarios que organizan comidas de traje, redes de trueque o cuidados rotativos simplifican el acceso a lo necesario y rebajan la lógica transaccional. En Belonging: A Culture of Place (2008), hooks celebra los vínculos que arraigan en lo común y no en el prestigio. Un comedor barrial donde todos llevan algo —tiempo, receta, manos— muestra que la abundancia surge de lo suficiente distribuido. Y, enlazando con lo anterior, la atención y la vulnerabilidad hallan cobijo en estos espacios de baja exigencia estética y alta calidez.

Prácticas diarias para un amor sencillo

Finalmente, amar con sencillez se cultiva con prácticas concretas y repetibles. Un ritual de llegada sin pantallas, tres preguntas al final del día, presupuestos de generosidad pequeñas pero constantes, y calendarios con márgenes para el descanso desactivan la prisa que erosiona el afecto. También ayudan la regla de hablar desde la experiencia propia y el compromiso de reparar cuando se falla. Como insiste hooks (Todo sobre el amor, 2000), el amor no es un sentimiento que nos sucede, sino una elección sostenida. Al vivir más ligero, elegimos mejor; y al elegir mejor, amar se vuelve sencillo.