El propósito que convierte la adversidad en avance
Creado el: 31 de agosto de 2025

Encuentra el propósito que da sentido a la adversidad y síguelo hacia adelante. — Viktor Frankl
Del sufrimiento al sentido
La frase de Viktor Frankl sitúa el propósito como brújula capaz de orientar en la oscuridad. No niega el dolor, sino que lo reordena: el sufrimiento deja de ser un callejón sin salida y se vuelve materia prima para significar la experiencia. En El hombre en busca de sentido (1946), Frankl narra cómo, incluso en los campos de concentración, la pregunta adecuada no era “¿por qué me sucede esto?”, sino “¿para qué puedo usarlo?”. Así, el propósito no elimina la adversidad, pero la vuelve atravesable.
La libertad interior y la logoterapia
A partir de ahí, Frankl formula la logoterapia: no somos definidos por el dolor, sino por la actitud con que lo enfrentamos. Llama a esta capacidad “la última de las libertades humanas”: elegir la postura frente a lo que no podemos cambiar. En lugar de girar alrededor del yo, la logoterapia reorienta la mirada hacia una tarea, una persona o un valor que trascienda el propio malestar. De ese modo, el sentido funciona como un vector que organiza energías dispersas y permite dar un paso más.
El porqué que guía el cómo
Frankl cita a Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir, soporta casi cualquier cómo”. En su testimonio, imaginar que reescribía el manuscrito confiscado y que algún día explicaría lo aprendido le dio dirección cuando todo lo demás faltaba; del mismo modo, evocaba el rostro de su esposa sin saber su destino. Estas imágenes eran más que consuelo: eran una ruta. Así, cuando el porqué está claro, el cómo —siempre cambiante— encuentra formas de seguir adelante.
Reencuadrar la adversidad
Esta intuición ha encontrado eco empírico. La investigación sobre crecimiento postraumático (Tedeschi y Calhoun, 1995) muestra que algunas personas, tras crisis severas, reportan mayor aprecio por la vida, relaciones más profundas y nuevas prioridades. Del mismo modo, la psicología del significado subraya la “construcción de sentido” como proceso activo de reinterpretación (Park, 2010). En continuidad con Frankl, no se trata de negar el daño, sino de integrarlo en una historia más amplia que permita actuar con coherencia.
Tres vías para hallar propósito
Frankl propone tres caminos complementarios: crear o realizar una obra; amar y encontrarse con otro; y adoptar una actitud valiente ante el sufrimiento inevitable. Un proyecto, una relación o una respuesta ética se convierten en faros alternativos para días distintos. Cuando uno falta, otro puede sostenernos. De esta manera, el sentido no depende de circunstancias favorables, sino de la capacidad de orientarnos hacia un valor que merezca el esfuerzo.
Avanzar con pasos concretos
Para que el propósito impulse el movimiento, conviene traducirlo en acciones pequeñas y visibles. Formular un para qué específico, enlazarlo con un siguiente paso y rodearlo de hábitos y aliados crea tracción. La investigación sobre intenciones de implementación (“si X, entonces haré Y”, Gollwitzer, 1999) muestra que estos puentes reducen la brecha entre intención y conducta. Así, cada avance confirma la dirección elegida y, como sugiere Frankl, nos permite seguir hacia adelante incluso cuando el camino no se deja ver de una vez.