Educar como linterna contra la sombra de la duda

La educación es una linterna—llévala a cada rincón de la duda. — Malala Yousafzai
La metáfora que abre camino
Para empezar, la imagen de la linterna convierte a la educación en una energía portátil: no un sol inalcanzable, sino una luz que cada persona puede encender y dirigir. La sombra, aquí, no es enemiga absoluta, sino el mapa donde aún no hemos mirado. “Cada rincón de la duda” sugiere no evitar la incertidumbre, sino recorrerla con preguntas, textos, experimentos y diálogo. Así, la metáfora desarma el miedo: aprender no es exhibir certezas, es iluminar caminos. Desde esta perspectiva, el acto educativo reclama movimiento. Una linterna avanza, se ajusta, vuelve sobre sus pasos cuando la oscuridad es más densa. Igualmente, el aprendizaje auténtico requiere revisar supuestos, reconocer sesgos y, sobre todo, llevar la luz a quienes menos acceso tienen. Este giro nos conduce del símbolo a la biografía que lo encarna.
Del testimonio a la política pública
En efecto, la vida de Malala Yousafzai convierte la metáfora en política. En el valle de Swat (Pakistán), desafió la prohibición talibán de escolarizar a las niñas y, tras sobrevivir al atentado de 2012, transformó su voz en agenda global. En su Discurso del Premio Nobel de la Paz (2014), afirmó que “un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”, reafirmando que la linterna es colectiva. A partir de ahí, la consigna “llevarla a cada rincón” es también un dato: la UNESCO (2022) estimó 244 millones de niños, niñas y jóvenes fuera de la escuela. Cada cifra describe una esquina de la duda donde proliferan el miedo, la desinformación y la pobreza. Por lo tanto, hablar de educación como luz implica presupuestos, becas, seguridad escolar y maestros formados que permitan que la linterna no se apague al primer viento.
Dudar para comprender: pedagogía crítica
Ahora bien, si vamos a entrar en la duda, necesitamos un método. Paulo Freire, en Pedagogía del oprimido (1968), denunció la “educación bancaria” —depositar contenidos en mentes pasivas— y propuso una pedagogía problematizadora: enseñar a preguntar, no solo a repetir. La linterna, entonces, no redondea respuestas: enfoca problemas reales y comparte el control del haz entre docentes y estudiantes. Este espíritu dialoga con la mayéutica socrática en los Diálogos de Platón, donde el maestro acompaña con preguntas que alumbran lo que el alumno ya puede pensar. Así, la duda deja de ser un agujero negro para transformarse en un laboratorio. Y, en consecuencia, el currículo vive mejor en proyectos, debates y estudios de caso que entrenan la mirada antes que la memoria.
Ciencia: cuando la sombra revela preguntas
Asimismo, la historia de la ciencia muestra cómo la sombra es fértil cuando llevamos luz con método. Ibn al-Haytham, en su Libro de Óptica (c. 1021), cuestionó explicaciones heredadas sobre la visión y diseñó experimentos con cámaras oscuras; su linterna fue la duda disciplinada. Siglos después, Galileo, en el Diálogo (1632), hizo del desacuerdo una herramienta al contrastar sistemas astronómicos, y la evidencia reorientó el haz. Trasladado al aula, esto implica indagación guiada: formular hipótesis, recoger datos, revisar errores. Un experimento fallido no apaga la linterna, la recalibra. La enseñanza de ciencias, así, deja de ser un catálogo de leyes para convertirse en la coreografía de preguntas que nos llevan, paso a paso, a zonas menos inciertas.
Tecnología: una luz que también encandila
Al mismo tiempo, la tecnología amplía el alcance de la luz, pero puede encandilar. Durante cierres escolares, UNICEF (2020) documentó estrategias de aprendizaje remoto con radio, televisión y plataformas digitales que alcanzaron hogares sin conectividad estable. La linterna, entonces, también son ondas hertzianas, mensajes SMS, bibliotecas móviles y dispositivos compartidos. Sin embargo, más luz no siempre es mejor luz. El grupo de Stanford History Education Group mostró en Civic Online Reasoning (2016–2019) que estudiantes y adultos tienen dificultades para evaluar información en línea. Por eso, la alfabetización mediática y el pensamiento crítico son filtros que regulan el brillo, distinguen fuentes y evitan desinformación. La tecnología, bien integrada, no sustituye a la pedagogía; la potencia.
Encender luces colectivas y mantenerlas
Finalmente, llevar la linterna a “cada rincón” es un verbo comunitario. El Malala Fund insiste en 12 años de educación gratuita, segura y de calidad para cada niña, recordando que el aprendizaje exige rutas escolares seguras, baños dignos, docentes bien pagados y currículos inclusivos. Allí donde la escuela es frágil, las redes locales —familias, bibliotecas, radios comunitarias— sostienen la llama. Volver a la frase inicial nos da una brújula: educar es iluminar la duda sin apresurarse a extinguirla. Cuando las políticas garantizan acceso y las aulas cultivan preguntas, la linterna cambia de manos —de la maestra al estudiante, del estudiante a la comunidad— y el territorio de la oscuridad se reduce. No por decretar certezas, sino por aprender a caminar con luz compartida.