Cuando el miedo señala el camino correcto
Creado el: 7 de septiembre de 2025

Si te asusta, quizá sea algo bueno que probar. — Seth Godin
Del temor a la curiosidad activa
La frase de Seth Godin condensa una intuición práctica: aquello que nos asusta a menudo marca un borde de crecimiento. Ese cosquilleo no siempre indica huida; a veces sugiere que vale la pena asomarse. Al convertir el miedo en curiosidad, transformamos el vértigo en hipótesis por probar y resultados por aprender. Esta es la ética de lanzar que Godin enfatiza en Poke the Box (2011): mover ficha aunque la perfección no esté garantizada. Así, el susto deja de ser freno y se vuelve brújula.
Lo que dice la psicología del miedo
La ley de Yerkes-Dodson (1908) muestra que un nivel moderado de activación mejora el desempeño; muy poco aburre, demasiado paraliza. Por ello, el miedo dosificado puede ser aliado. Además, Kelly McGonigal en The Upside of Stress (2015) documenta que reencuadrar las señales fisiológicas como preparación, y no amenaza, reduce la ansiedad y mejora los resultados. En vez de pelear con la emoción, la usamos como energía dirigida. De esta forma, el temor inicial se convierte en combustible para dar el primer paso.
Innovación: destacar implica exponerse
En innovación, lo notable suele nacer en terrenos incómodos. Godin lo formula en Purple Cow (2003): si no eres notable, te vuelves invisible. Pixar institucionalizó críticas francas mediante su Braintrust para afrontar el miedo a escuchar lo incómodo (Catmull, Creativity, Inc., 2014). Y cuando Airbnb propuso alojarse en casas de desconocidos, la idea parecía temeraria; sin embargo, probarla en pequeño, incluso fotografiando personalmente los primeros apartamentos en 2009, redujo el riesgo y reveló demanda. Así, lo que asusta puede abrir la puerta a la diferenciación si se testea con cuidado.
Métodos para experimentar sin estrellarse
Conviene diseñar microapuestas que minimicen el costo del error. Eric Ries propone el ciclo construir-medir-aprender en The Lean Startup (2011) para convertir miedos en experimentos con métricas claras. Antes de ejecutar, un premortem (Gary Klein, 2007) imagina que el proyecto fracasó y enumera las causas; luego se ajusta el plan. Durante la prueba, el bucle OODA de John Boyd —observar, orientar, decidir, actuar— mantiene agilidad. Estas herramientas transforman el salto al vacío en una serie de escalones controlados.
Diferenciar peligro real de crecimiento
No todo miedo merece ser seguido. Hay que distinguir el peligro físico o ético, que exige freno, de la incomodidad creativa, que pide ensayo. Una heurística útil: si el temor proviene de exposición reputacional, aprendizaje o incertidumbre controlable, es probable que apunte a crecimiento; si involucra daño probable, ilegalidad o crueldad, es señal de alto. Además, la progresión graduada importa: pasar de 1 a 3, no de 1 a 10, mantiene la activación en la zona óptima. Así probamos con valentía, no con temeridad.
Cultura que habilita el intento
Las organizaciones deben sostener esta práctica. Amy Edmondson (1999) demostró que la seguridad psicológica favorece el aprendizaje; Google lo corroboró con Project Aristotle (2015): los equipos más eficaces se sienten seguros para arriesgar y admitir errores. Rituales como retrospectivas sin culpables y tableros de experimentos priorizan el aprendizaje frente a la perfección. Cuando el sistema no castiga el intento honesto, las personas se atreven a probar aquello que les asusta, justo donde surge la innovación.
Aplicación personal en siete días
Para cerrar, traducir el miedo en acción gana tracción con un plan simple. Día 1: lista tres ideas que te intimidan. Día 2: define la versión mínima comprobable. Día 3: establece una métrica de éxito. Día 4: ejecuta. Día 5: solicita feedback. Día 6: itera. Día 7: comparte lo aprendido. Al final, pregúntate qué parte del temor fue señal y cuál ruido. Repetido semanalmente, este ciclo honra el llamado de Godin: probar, aprender y volver a intentar.