Desea ser mejor, no un camino más fácil
Creado el: 9 de septiembre de 2025

No desees que sea más fácil. Desea ser mejor. — Jim Rohn
El giro de enfoque
Para empezar, Rohn no desprecia la dificultad; la usa como espejo. Al decir “No desees que sea más fácil…”, reposiciona la atención desde el mundo hacia la agencia personal. Esta mudanza coincide con la noción de locus de control: Julian Rotter (1966) mostró que quienes creen influir en los resultados persisten más y aprenden mejor. Así, el deseo correcto —ser mejor— no es autoexigencia vacía, sino estrategia de poder interno. Desde ahí, la dificultad deja de ser un muro y se convierte en medida de nuestro próximo crecimiento.
Ecos estoicos de responsabilidad
En ese sentido, la sabiduría estoica ofrece antecedentes. El Enquiridión de Epicteto (c. 125 d. C.) distingue entre lo que depende de nosotros y lo que no. Pedir facilidad pertenece a lo externo; cultivar virtud y pericia, a lo interno. Además, Marco Aurelio en Meditaciones recuerda que el impedimento se vuelve camino. Esta relectura transforma el obstáculo en maestro, lo que conecta de forma natural con la invitación de Rohn: orientarnos hacia el desarrollo propio en vez de negociar con el azar.
Mentalidad de crecimiento
A continuación, la psicología contemporánea traduce esta intuición en evidencia. Carol Dweck, en Mindset (2006), describe la mentalidad de crecimiento: creer que las habilidades pueden desarrollarse mediante esfuerzo, estrategias y ayuda. Quienes la adoptan buscan desafíos y ven el error como información. De este modo, pedir que la tarea sea más fácil pierde sentido; lo crucial es mejorar el proceso: descomponer, practicar, solicitar retroalimentación. Así, la frase de Rohn se vuelve una brújula práctica para aprender más rápido y con menos ego.
Práctica deliberada y mejora continua
Asimismo, la práctica deliberada aclara el cómo. K. Anders Ericsson en Peak (2016) muestra que el avance excepcional surge de metas específicas, feedback inmediato y trabajo en la zona de dificultad óptima. En paralelo, el enfoque kaizen de mejora continua —popularizado por Masaaki Imai en Kaizen (1986) y aplicado por Toyota— promueve pequeños ajustes diarios que se acumulan. Juntos, estos enfoques convierten la persistencia en método: no buscamos atajos, diseñamos sistemas que nos vuelvan mejores día a día.
Anécdotas que encarnan el principio
Por ejemplo, siendo adolescente, Michael Jordan no fue seleccionado para el equipo varsity de su instituto; lejos de resignarse, transformó la frustración en práctica intensiva y foco, relatado en diversas entrevistas. Del mismo modo, tras su accidente, Frida Kahlo usó la convalecencia para estudiar color y técnica con disciplina; su Diario (ed. 2003) muestra ese compromiso íntimo. Estas historias no romantizan el sufrimiento: iluminan la elección recurrente de crecer cuando el entorno no coopera.
Ambición con realismo y cuidado
Finalmente, desear ser mejor también exige cuidado y ética. La autoexigencia sin descanso erosiona; la autocompasión de Kristin Neff (Self-Compassion, 2011) enseña a sostenernos mientras practicamos. Además, reconocer barreras sistémicas invita a combinar mejora personal con acciones por mayor equidad. Así, la consigna de Rohn no es culpar al individuo, sino reclamar la parte que sí controlamos. Con paciencia, método y comunidad, la dificultad deja de intimidar: se vuelve un mapa del lugar exacto donde podemos crecer.