La determinación estoica vence a cualquier tormenta
Creado el: 16 de septiembre de 2025

La firme determinación perdura más que la tormenta más feroz. — Marco Aurelio
La metáfora de la tormenta
Para empezar, la imagen de la tormenta encapsula las fuerzas externas que nos sacuden: enfermedad, pérdida, incertidumbre. La respuesta de Marco Aurelio sugiere que no controlamos el viento, pero sí el timón. En lugar de oponer furia a furia, propone una firmeza tranquila que atraviesa el temporal sin quebrarse. De hecho, su consejo recuerda el pasaje de las Meditaciones 4.49: “Sé como el peñasco contra el que las olas rompen una y otra vez; permanece firme y calma la furia del agua”. No se trata de negar la marea, sino de perseverar hasta que amaina.
Marco Aurelio en su contexto
A continuación, conviene recordar que el emperador escribió bajo presiones extraordinarias: la peste Antonina (c. 165–180) y las guerras marcomanas sacudieron su reinado. Compuso muchas notas en campaña, probablemente a orillas del Danubio, buscando un norte interior mientras el Imperio temblaba. Ese norte aparece en Meditaciones 2.1, donde recomienda empezar el día preparado para la fricción humana y, aun así, obrar conforme a la razón. La determinación que invoca no es bravata, sino disciplina repetida en circunstancias adversas.
Prácticas que forjan la firmeza
Asimismo, la determinación no nace de la nada: se cultiva con ejercicios estoicos. La premeditatio malorum imagina contratiempos por adelantado para recibirlos con menos sorpresa; la separación entre lo que depende de nosotros y lo que no, tomada de Epicteto (Enquiridión 1), enfoca la energía en la acción eficaz. Pierre Hadot llamó a este hábito la “ciudadela interior” (La citadelle intérieure, 1992): un refugio mental entrenado a base de reflexión diaria. Así, cuando arrecia la tormenta, la respuesta ya está ensayada.
Ecos en la psicología contemporánea
Por otra parte, la ciencia moderna ha convergido con esta sabiduría práctica. La terapia cognitivo-conductual de Ellis y Beck se inspira en Epicteto: “No nos perturban las cosas, sino las opiniones sobre las cosas” (Enquiridión 5). Reestructurar creencias mitiga el oleaje emocional. Además, investigaciones sobre la “grit” o perseverancia (Angela Duckworth, 2016) y el crecimiento postraumático (Tedeschi y Calhoun, 1995) muestran que la constancia dirigida por un propósito amortigua el impacto del estrés y puede transformar la adversidad en aprendizaje.
Firmeza no es pasividad
Con todo, perseverar no significa aguantar sin actuar. Marco Aurelio insiste en el deber social: “Lo que no es bueno para la colmena, no es bueno para la abeja” (Meditaciones 6.54). La determinación se expresa en decisiones justas y útiles para la comunidad, incluso cuando el entorno es hostil. Así, la calma interior sostiene el movimiento exterior: pensar con claridad para obrar con rectitud. Esta doble vía impide que la constancia se convierta en mera obstinación.
Un ejercicio para la próxima tempestad
Finalmente, cuando asome el nubarrón, prueba una secuencia breve: respira profundo cinco veces; nombra el hecho sin adjetivos; distingue lo controlable (tu respuesta, tu plan) de lo incontrolable (el clima, la opinión ajena); elige la próxima acción mínima y hazla en los próximos diez minutos. Este pequeño protocolo convierte la determinación en conducta palpable. Como sugiere Meditaciones 4.3—ese retiro a la mente bien gobernada—, la calma no es un lugar donde esconderse, sino un punto de apoyo para continuar.