Encontrar esperanza al buscar a quienes ayudan
Creado el: 22 de septiembre de 2025

Cuando era niño y veía cosas aterradoras en las noticias, mi madre me decía: "Busca a los que ayudan". — Fred Rogers
Un consejo que reencuadra el miedo
La frase de Fred Rogers surge de un momento íntimo: cuando las noticias asustaban, su madre le decía que mirara a quienes ayudan. Con ese giro de mirada, el horror no desaparece, pero recupera proporción y sentido. Rogers (1928–2003) insistió en esta brújula moral a lo largo de su carrera y la reiteró en un mensaje televisado tras los atentados del 11 de septiembre (PBS PSA, 2001), recordándonos que la esperanza no es ingenuidad, sino un foco deliberado sobre la respuesta humana.
Del sesgo de negatividad a la atención útil
En el plano psicológico, somos más sensibles a lo amenazante que a lo positivo: el llamado sesgo de negatividad explica por qué lo terrible ocupa más espacio mental (Baumeister et al., 2001). Sin embargo, enfocar en los ayudantes introduce información que equilibra esa carga emocional y amplía la sensación de eficacia. En vez de quedar atrapados en la impotencia, este reencuadre se acerca a la “optimismo aprendido” que propone Martin Seligman (1990): reconocer la adversidad sin cederle el control de nuestra atención.
Cómo la ayuda se contagia
Ver a alguien ayudar no solo consuela; también modela conducta. La teoría del aprendizaje social de Albert Bandura (1977) muestra que imitamos aquello que observamos premiado socialmente. A su vez, visibilizar a quienes actúan reduce la pasividad que describieron Darley y Latané (1968) en el “efecto espectador”. Ejemplos abundan: los “Topos” surgidos tras el sismo de Ciudad de México de 1985 inspiraron olas de voluntariado que reaparecieron en emergencias posteriores, demostrando que el ejemplo público de ayuda puede multiplicarse con rapidez.
Medios que narran soluciones, no solo crisis
Trasladado al periodismo, el consejo de Rogers conecta con el enfoque de soluciones: contar no solo el problema, sino cómo personas e instituciones lo enfrentan. La Solutions Journalism Network (2013) y la corriente de “periodismo constructivo” (Gyldensted, 2015) documentan que estas narrativas aumentan la comprensión y la autoeficacia del público sin trivializar el daño. Así, el espectador no se queda en el miedo, sino que ve rutas de acción replicables, un puente entre información y participación cívica.
La pedagogía de la calma en la infancia
Rogers convirtió este marco en práctica educativa: nombrar el miedo, mostrar a los ayudantes y ofrecer pasos sencillos. En la regulación emocional infantil, un adulto sereno actúa como “co-regulador”, manteniendo a la niña o el niño dentro de una ventana de tolerancia donde puede pensar y preguntar (Siegel, 1999). Por eso, señalar a bomberos, personal sanitario o vecinos organizados no es un adorno: traduce la noticia a lenguaje de cuidado, y devuelve control a la curiosidad, no al pánico.
Convertir la esperanza en un hábito concreto
Mirar a quienes ayudan invita a imitarles en escala cotidiana: donar sangre, aprender primeros auxilios, apoyar redes barriales o medios locales que investigan soluciones. Este paso a la acción, además, refuerza el bienestar del propio ayudante, fenómeno descrito como helper’s high (Allan Luks, 1991). En consecuencia, la esperanza se vuelve práctica y acumulativa; como sugiere Ann Masten en Ordinary Magic (2001), la resiliencia suele brotar de sistemas ordinarios de apoyo que cultivamos día a día.