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Actúa ahora: lo perfecto jamás llega a tiempo

Creado el: 27 de septiembre de 2025

Lo que se supone que debes hacer, hazlo ahora. Las condiciones siempre son imposibles. — Doris Lessing

El mandato de Lessing

Para empezar, la frase de Doris Lessing condensa un principio incómodo: si esperas el momento oportuno, nunca actuarás. Hacer lo que debes, ahora, supone aceptar que la realidad se presenta incompleta y, por tanto, exige coraje más que garantías. No es un llamado a la imprudencia, sino a la responsabilidad frente a lo inaplazable. No es casual que Lessing, Nobel de Literatura 2007, explorara en ensayos como Prisons We Choose to Live Inside (1986) las jaulas mentales que perpetúan la pasividad. Su sentencia ataca precisamente esa espera eterna de condiciones ideales. Desde ahí, conviene examinar por qué el espejismo de lo perfecto resulta tan persuasivo.

El mito de las condiciones ideales

A partir de ahí, la psicología muestra que el plan perfecto es una promesa que rara vez se cumple. El planning fallacy descrito por Kahneman y Tversky (1979) explica cómo subestimamos sistemáticamente tiempos y obstáculos. Hofstadter (1979) lo resume con ironía: siempre toma más de lo previsto, incluso teniendo en cuenta que tomará más. Además, la ley de Parkinson (1955) advierte que el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible. Si aguardamos el alineamiento de factores, el horizonte se desplaza y la acción se diluye. De esta constatación se desprende la necesidad de entender por qué postergamos incluso cuando sabemos qué hacer.

Procrastinación y resistencia interna

En consecuencia, no basta con conocer los sesgos: hay fuerzas internas que frenan. Dan Ariely (2008) documenta la brecha entre intención y comportamiento, alimentada por recompensas inmediatas que desplazan tareas valiosas pero incómodas. Steven Pressfield, en The War of Art (2002), nombra a ese freno La Resistencia: una energía sutil que inventa excusas creíbles. Sin embargo, estas inercias ceden ante un primer movimiento deliberado. Las microdecisiones reducen la fricción y generan inercia favorable. Para ver cómo se traduce en hechos, conviene mirar ejemplos donde la acción precedió a la certidumbre.

Empezar sin permiso: historias concretas

Así, Frida Kahlo comenzó a pintar con intensidad tras su accidente de 1925, literalmente desde la cama, con un caballete adaptado por su familia. No esperó un estudio perfecto; usó el dolor como punto de partida, y su obra creció desde el ahora imperfecto hacia una voz única. Del mismo modo, en la misión Apollo 13 (1970) los ingenieros improvisaron un adaptador para los filtros de CO₂ con materiales a mano, salvando a la tripulación. Las condiciones eran imposibles; la solución emergió al actuar con lo disponible. Estas lecciones inspiran métodos prácticos para decidir hoy sin omitir la prudencia.

Herramientas para actuar hoy

Por eso, conviene adoptar tácticas que traduzcan intención en avance. La regla de los dos minutos de David Allen (2001) sugiere ejecutar de inmediato cualquier acción breve, rompiendo la inercia. Los compromisos tipo Ulises (bloqueadores, contratos públicos) cierran la puerta a la marcha atrás cuando llegue la tentación. Asimismo, enfoques como lean startup de Eric Ries (2011) promueven el producto mínimo viable: empezar pequeño, aprender rápido y ajustar. Los sprints ágiles dividen la ambición en ciclos cortos con entrega verificable. Con estas guías, surge una pregunta clave: cómo mantener la urgencia sin caer en la imprudencia.

Urgencia con criterio

Finalmente, actuar ahora no equivale a correr a ciegas. La checklist clínica de Atul Gawande (2009) muestra que breves pausas estructuradas reducen errores mientras preservan la rapidez. La regla de reversibilidad ayuda: si una decisión es fácilmente reversible, decide pronto; si no lo es, añade una verificación más antes de avanzar. De este modo, la urgencia se vuelve lucidez operativa y no precipitación. Lessing no nos pide perfección, sino valentía para empezar con lo que hay y responsabilidad para ajustar sobre la marcha. Lo imposible deja de ser coartada cuando lo transformamos en primer paso.