Cuando lo que cuenta es hacer: la lección de Picasso
Creado el: 28 de septiembre de 2025

Lo que uno hace es lo que cuenta, no lo que uno tenía la intención de hacer. — Pablo Picasso
Del pensamiento al impacto
La sentencia de Picasso invierte una intuición común: el valor no se mide por la pureza de las intenciones, sino por la huella concreta que dejan nuestras acciones. Así, lo importante no es lo que planeamos o sentimos, sino lo que llega a existir en el mundo. Esta perspectiva desplaza el foco desde el deseo a la ejecución y, en consecuencia, nos obliga a mirar resultados, no promesas. A partir de ahí, la pregunta clave cambia: ya no es qué pretendíamos, sino qué logramos y a quién afectó.
Ética: intenciones frente a consecuencias
En filosofía moral, la tensión es clásica. Kant, en Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), eleva la buena voluntad y el deber por encima de los efectos. En contraste, J. S. Mill, en Utilitarianism (1863), juzga la moralidad por las consecuencias. La máxima de Picasso se inclina hacia esta segunda mirada: por nobles que sean, las intenciones se quedan cortas si no fructifican. Con todo, reconocer el peso de los resultados no elimina la responsabilidad de las motivaciones; más bien, invita a equilibrarlas con el impacto real.
Psicología de la intención y la conducta
La ciencia del comportamiento muestra una brecha persistente entre querer y hacer. Un amplio repaso empírico de Paschal Sheeran (European Review of Social Psychology, 2002) documenta que las intenciones predicen la conducta de forma imperfecta. Para reducir ese vacío, Peter Gollwitzer propuso las intenciones de implementación (American Psychologist, 1999): planes del tipo si-entonces que traducen propósitos abstractos en pasos concretos y situados. De este modo, el deseo deja de ser promesa y se vuelve protocolo, acercando la intención al resultado.
El taller del artista: obra, no promesas
En el ámbito de la creación, esta lógica se vuelve tangible. La carrera de Picasso se distingue por un ritmo productivo incesante, documentado por John Richardson en A Life of Picasso (1991–2007). Más revelador aún: obras como Guernica (1937), hoy en el Museo Reina Sofía, muestran cómo una intención moral —denunciar el horror— adquiere poder solo al materializarse en pintura, escala y espacio público. Así, el taller funciona como laboratorio del principio: lo que cuenta es la obra entregada, no la idea esbozada.
Gestión y diseño: del plan al prototipo
El mundo del trabajo ha institucionalizado el mismo sesgo hacia la acción. El Manifiesto Ágil (2001) privilegia el software funcionando sobre la documentación exhaustiva, y Lean Startup de Eric Ries (2011) propone el producto mínimo viable para aprender del mercado cuanto antes. En ambos casos, el progreso se mide por entregables que generan feedback. De esta forma, la ambigüedad de las intenciones se reduce a hipótesis verificables y el valor emerge de ciclos de construcción, medición y aprendizaje.
Confianza y rendición de cuentas
Más allá de lo individual, la vida social premia los comportamientos observables. En derecho penal, la conducta (actus reus) y la mente culpable (mens rea) importan; sin embargo, en ámbitos como la negligencia, el daño efectivo pesa incluso sin mala intención. Análogamente, la confianza cívica y organizacional se construye por patrones de cumplimiento: promesas repetidas sin resultados erosionan la credibilidad. De ahí que la responsabilidad pública gire, en última instancia, alrededor de lo que se hace y sus efectos.
Prácticas para cerrar la brecha
Para honrar la tesis de Picasso, conviene diseñar condiciones que empujen a la acción. Las intenciones de implementación de Gollwitzer convierten metas en disparadores contextuales precisos. Complementariamente, dividir entregas en pasos pequeños, trabajar con límites de tiempo, solicitar retroalimentación temprana y comprometer públicamente fechas crea fricción a favor del hacer. Por último, medir el progreso por resultados verificables consolida el hábito: cada entrega cierra el ciclo entre querer y lograr, y devuelve el criterio a donde debe estar, en lo que cuenta.