Dibujar puertas: creatividad ante muros y límites

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Cuando te topes con un muro, dibuja en él una puerta y crúzala. — Paulo Coelho

La metáfora del muro

De entrada, la frase de Paulo Coelho propone convertir el obstáculo en umbral. Un muro simboliza limitaciones externas e internas: normas rígidas, miedo, hábitos. “Dibujar una puerta” es un acto imaginativo que redefine el problema, y “cruzarla” exige acción valiente. No es evasión, sino cambio de encuadre. En su universo narrativo, Coelho cultiva esta idea: El alquimista (1988) sugiere que el tesoro se descubre al reinterpretar señales y persistir. Así, la metáfora nos invita a preguntarnos no “¿por qué no puedo?”, sino “¿qué forma tendría la salida si yo la diseñara?”.

Visualización que abre paso

Desde esta perspectiva, la visualización se vuelve herramienta. La investigación en psicología cognitiva muestra que la simulación mental prepara al cerebro para rutas alternativas, activando patrones cercanos a la ejecución real. La psicología del deporte documenta que los atletas ensayan movimientos en la mente para ganar precisión; del mismo modo, dibujar una puerta es ensayar un modo de avance. En los años noventa, Stephen Kosslyn estudió cómo las imágenes mentales influyen en la resolución de tareas espaciales, reforzando la idea de que imaginar no es fantasear, sino practicar posibilidades. Así, la puerta empieza como imagen nítida y termina como decisión concreta.

Pensamiento lateral en acción

A continuación, el pensamiento lateral ofrece la técnica para trazar esa abertura. Edward de Bono popularizó este enfoque en la década de 1960, proponiendo salir de los patrones lógicos habituales para hallar soluciones inesperadas. La leyenda del nudo gordiano ilustra la ruptura de esquema: Alejandro no desata, corta. De manera menos mítica, Arquímedes descubrió el principio de flotación al replantear el problema en el baño; su “¡eureka!” revela que cambiar de contexto puede mostrar la cerradura oculta. En ambos casos, la puerta no estaba en el muro, sino en la mirada.

Diseñar umbrales con prototipos

En la práctica, diseñar puertas implica prototipar. El diseño centrado en las personas convirtió este principio en método: empatizar, redefinir, idear, prototipar, probar. Tim Brown, Change by Design (2009), muestra cómo equipos crean “umbrales” al transformar restricciones en requisitos de diseño. Un ejemplo clásico es la misión Apolo 13 (1970): ingenieros de la NASA improvisaron un adaptador para filtros de CO2 con materiales disponibles, abriendo una salida literal a una situación crítica. Así, la puerta surge cuando traducimos la imaginación en ensayo rápido y aprendizaje iterativo.

Resiliencia y mentalidad de crecimiento

Sin embargo, cruzar exige fortaleza psicológica. La mentalidad de crecimiento sostiene que la habilidad se desarrolla con esfuerzo y estrategia; Carol Dweck, Mindset (2006), documenta cómo quien cree que puede aprender persiste más ante el fracaso. Reencuadrar el muro como aula—y no como veredicto—disminuye la parálisis. Además, prácticas como el registro de avances y la retroalimentación específica convierten la puerta en un hábito: cada intento es un paso al umbral siguiente.

Ética de las puertas que abrimos

No obstante, no toda puerta debe cruzarse sin mirar. Algunos muros protegen valores y a otras personas; por ello, la creatividad demanda ética. Rosa Parks (1955) modeló una “puerta” que no esquivó la norma injusta: la enfrentó para abrir paso a muchos. La metáfora, entonces, llama a distinguir entre límites que requieren respeto y barreras que piden transformación. Elegir bien dónde dibujar evita túneles ciegos y promueve cambios compartidos.

Método personal para trazar y cruzar

Finalmente, un método puede guiar el trazo: nombra el muro (hecho, emoción, norma); dibuja la puerta describiendo la condición de éxito en una frase verificable; define una microacción de 15 minutos para probarla; pide retroalimentación al otro lado; ajusta y cruza. Como en Apolo 13, usar lo que ya tienes—tiempo, redes, prototipos—acerca la idea a la realidad. Así, cada obstáculo se vuelve boceto, y cada boceto, un paso atravesado.