Cuando las palabras caminan, la justicia avanza

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Habla con tus pies tanto como con tus palabras; la justicia avanza cuando cumplimos lo que decimos — Desmond Tutu

Del dicho al paso

Para empezar, la frase de Desmond Tutu condensa un mandato ético: alinear discurso y desplazamiento. Hablar con los pies es convertir promesas en trayectorias visibles; es pisar el mismo suelo que nombramos. En sociedades saturadas de declaraciones, la coherencia se vuelve el lenguaje que más convence. Además, cuando Tutu agrega que la justicia avanza si cumplimos lo que decimos, redefine el progreso como cumplimiento sostenido, no como retórica. Así, cada compromiso honrado abre camino para el siguiente, creando senderos colectivos que ninguna consigna, por elocuente que sea, puede inaugurar sola.

Marchas que dieron testimonio

Luego, la biografía de Tutu ilustra esa gramática del movimiento. En el Cape Town Peace March (13 de septiembre de 1989), el arzobispo marchó junto a decenas de miles, desafiando el estado de emergencia; aquella marea tranquila desarmó la inercia del miedo y anunció un giro político. Poco antes, en la llamada Purple Rain Protest (2 de septiembre de 1989), cañones de agua teñida marcaron de púrpura a quienes se atrevían a caminar; la mordaz consigna The purple shall govern quedó como señal de que el cuerpo en la calle puede reescribir símbolos. De este modo, Tutu no solo denunciaba el apartheid: ponía el cuerpo para que sus palabras adquirieran densidad pública. La marcha, al ser narrada y recordada, extendió su paso más allá del día del evento.

Ubuntu y justicia restaurativa

A continuación, el mismo principio guio su labor en la Comisión de la Verdad y Reconciliación (1996–1998). Inspirado por la ética de ubuntu —yo soy porque nosotros somos—, Tutu presidió audiencias itinerantes donde víctimas y perpetradores hablaron frente a comunidades enteras. Ese formato encarnado convirtió la justicia en práctica social y no en mero expediente. Como relató en No Future Without Forgiveness (1999), la reconciliación exigió actos verificables: confesiones públicas, pedidos de perdón, compromisos de reparación. Así, la palabra recobró autoridad porque iba acompañada de pasos concretos que la hacían creíble.

La autoridad de la coherencia

Asimismo, la teoría avala esta intuición. En la Retórica de Aristóteles (siglo IV a. C.), el ethos del orador —su carácter demostrado— es la vía más persuasiva; y ese carácter se muestra en hábitos, no en proclamas. Siglos después, la psicología de Leon Festinger (1957) describió la disonancia cognitiva: cuando actuamos contra lo que decimos, buscamos excusas o abandonamos la causa. De ahí que líderes y comunidades ganen influencia cuando reducen esa brecha. La coherencia, más que una virtud privada, se vuelve infraestructura pública de confianza.

Cuando los cuerpos mueven sistemas

Además, la investigación sobre movimientos no violentos muestra por qué los pies importan. Erica Chenoweth y Maria J. Stephan, en Why Civil Resistance Works (2011), hallaron que campañas con participación sostenida cercana al 3,5% de la población casi siempre logran cambios de régimen. Esa masa crítica no se convoca con palabras sueltas, sino con rituales de acción repetida: marchas, boicots, huelgas. En paralelo, Damon Centola en How Behavior Spreads (2018) explica que los cambios complejos se difunden mejor por lazos cercanos y prácticas compartidas. Ver al vecino cumplir su promesa contagia más que un mensaje viral; por eso, caminar lo dicho acelera la red de cumplimiento.

Prácticas para caminar lo que decimos

Por último, aterrizar el principio de Tutu implica rutinas medibles. Primero se nombran compromisos claros —desde participar en una audiencia local hasta auditar el propio consumo—, luego se calendarizan y se rinde cuentas en pequeños círculos. Un barrio que promete reducir emisiones y, acto seguido, organiza turnos de transporte compartido y compostaje, traduce valores en trayectorias. Del mismo modo, instituciones que anuncian inclusión deben presupuestarla, publicar métricas y abrir canales de rectificación. Cuando esa cadena de palabra, paso y verificación se repite, la justicia deja de ser horizonte abstracto y se vuelve rumbo andado.