Ampliar el propósito cuando todo se estrecha

Cuando el mundo se estrecha, amplía tu propósito; incluso los espacios reducidos generan una creatividad audaz. — Viktor E. Frankl
La paradoja de la estrechez fecunda
Cuando la vida se contrae, el instinto es protegerse; sin embargo, la frase de Frankl nos propone lo contrario: ensanchar el propósito. Esta aparente paradoja tiene una lógica íntima. Al ampliar el sentido que guía nuestras acciones, redistribuimos la atención desde la falta hacia la posibilidad, y convertimos el límite en un marco de diseño. Así, la estrechez no clausura, delimita; y en esa delimitación aparece una energía creativa que no se dispersa, sino que se enfoca.
Logoterapia: sentido como fuerza expansiva
A partir de esta intuición, la logoterapia de Viktor E. Frankl sostiene que el ser humano puede soportar casi cualquier cómo si encuentra un porqué. El hombre en busca de sentido (1946) muestra, con sobriedad testimonial, cómo incluso en los campos de concentración era posible descubrir tareas concretas —cuidar a otro, conservar un recuerdo, escribir mentalmente una página— que abrían un espacio interior más grande que la opresión exterior. De ese modo, el propósito no niega el dolor; lo orienta hacia una contribución, por pequeña que sea.
Evidencias: la creatividad prospera con límites
Desde otro ángulo, la investigación sugiere que ciertas restricciones afinan la inventiva. Mehta, Zhu y Cheema (Journal of Consumer Research, 2012) mostraron que un ruido ambiental moderado estimula el pensamiento abstracto creativo; del mismo modo, Mehta y Zhu (2016) hallaron que la escasez puede activar soluciones ingeniosas de uso del producto. A la par, Stokes, Creativity from Constraints (2005), documentó cómo “reglas” y escasez canalizan ideas originales. Durante 2020, comunidades maker fabricaron viseras y respiradores de emergencia con impresoras 3D y materiales domésticos, ejemplificando cómo un espacio material reducido puede desencadenar una creatividad audaz orientada al bien común.
Estrategias para ensanchar el sentido
Para traducir el principio en práctica, conviene diseñar un propósito operativo. Primero, formula una micro-misión verificable que quepa en tu contexto: “aliviar la carga de un equipo en una tarea concreta esta semana”. Luego, define restricciones fértiles: tiempo fijo, recursos limitados y una regla generativa (por ejemplo, tres soluciones que reduzcan pasos). Asimismo, el job crafting —reconfigurar tareas y relaciones— permite alinear el trabajo con el propósito (Wrzesniewski y Dutton, Academy of Management Review, 2001). Así, en lugar de negar los límites, los conviertes en el andamiaje de la acción.
Evitar la trampa de romantizar la escasez
Sin embargo, ampliar el propósito no implica glorificar la privación. La escasez sostenida puede estrechar la atención y erosionar el juicio —el “efecto túnel” descrito por Mullainathan y Shafir en Scarcity (2013). Además, el agotamiento laboral fue reconocido por la OMS como fenómeno ocupacional en la CIE-11 (2019), recordándonos que hay mínimos de salud y seguridad irrenunciables. Por eso, el propósito debe ir acompañado de límites protectores: pausas, apoyo social y acceso a recursos básicos, para que la creatividad no se confunda con sacrificio corrosivo.
De lo pequeño a lo significativo
Cerrando el círculo, cuando el mundo se estrecha, el propósito bien formulado actúa como lente y motor: enfoca, energiza y orienta. Empieza por un porqué anclado en valores, conviértelo en micro-misiones y usa los límites como marco de diseño. Al mismo tiempo, cuida la dignidad y la salud. Así, incluso en espacios reducidos, brota una creatividad audaz que no solo resuelve problemas, sino que también ensancha el sentido de nuestra vida compartida.