Decir la verdad que libera tus pasos

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Di la verdad que libera tus pies para avanzar hacia la vida que deseas. — Kahlil Gibran
Di la verdad que libera tus pies para avanzar hacia la vida que deseas. — Kahlil Gibran

Di la verdad que libera tus pies para avanzar hacia la vida que deseas. — Kahlil Gibran

La orden suave de Gibran

Al inicio, la exhortación de Gibran suena sencilla: di la verdad que libera tus pies. Sin embargo, el verbo decir implica un acto público y responsable. En su obra más conocida, El profeta (1923), Gibran asocia la autenticidad con el amor a la vida; no se trata de una verdad de vencedores y vencidos, sino de fidelidad a lo que uno sabe y siente. Cuando callamos lo esencial, nos atamos los cordones con nuestras propias manos. Por eso su frase no promete gloria, sino movilidad: poder avanzar hacia la vida deseada sin tropezar en autoengaños. Esa movilidad nace de una sinceridad que primero se pronuncia ante uno mismo y, luego, cuando corresponde, ante los demás.

De la lengua a los pies

Desde ahí, la metáfora de los pies ilumina el vínculo entre palabra y acción. Los pies son lo que nos saca del lugar; del mismo modo, la verdad despeja el terreno. Decirla elimina la fricción invisible de las medias verdades: como quitarse piedritas del zapato antes de caminar. En términos prácticos, una conversación honesta aclara límites, expectativas y compromisos; así, rutas borrosas se vuelven transitables. Incluso en equipos de trabajo, la franqueza bien cuidada reduce retrabajo y parálisis, según muestran prácticas de retrospectivas ágiles. En suma, hablar con verdad transforma la energía en dirección: menos desgaste, más tracción.

Coherencia y energía liberada

A continuación, la psicología ofrece un mecanismo: la disonancia cognitiva. Cuando vivimos algo y decimos otra cosa, el sistema se tensa y consume recursos para sostener la incoherencia. Los estudios sobre disonancia cognitiva (Festinger, 1957) muestran que al alinear creencias y conducta disminuye la tensión y emergen emociones de alivio. Ese alivio es lo que Gibran llama liberar los pies: al desaparecer el conflicto interno, la voluntad recupera su potencia. La claridad no resuelve todos los obstáculos externos, pero devuelve el combustible interno para enfrentarlos. Por eso, decir la verdad es menos un gesto moralista que una técnica de conservación de energía vital.

El costo de callar: una historia

Sin embargo, callar tiene costo. Pienso en Laura, diseñadora que aceptó un cargo directivo por miedo a decepcionar. Meses después, su equipo avanzaba sin norte y ella dormía poco. Un día dijo la verdad: no deseaba ese rol y anhelaba volver al trabajo creativo. Fue una conversación difícil con su jefatura, pero desenredó el nudo. Se reubicó, el proyecto ganó foco y su salud mejoró. Esta anécdota, repetida en distintas industrias, ilustra la lógica de la frase: cuando nombramos lo real, recuperamos agencia. El silencio parecía protegerla; en realidad, la inmovilizaba.

Verdad y deseo como brújula

Por eso, verdad y deseo están entrelazados. Nombrar lo que es permite reconocer lo que queremos; y a la inversa, declarar el deseo obliga a ordenar la realidad. Viktor Frankl, en El hombre en busca de sentido (1946), mostró que un porqué claro orienta el cómo, incluso en condiciones extremas. En la vida cotidiana, decir: esto deseo, esto no, traza fronteras que orientan decisiones, amistades y trabajo. La verdad, entonces, funciona como brújula: no decide por nosotros, pero evita dar vueltas en círculo.

Valentía y cuidado al decirla

Finalmente, decir la verdad exige coraje y cuidado. No se trata de brutalidad sincera, sino de parresía: hablar con valentía y responsabilidad, como discutió Michel Foucault en El coraje de la verdad (1983–84). La Comunicación No Violenta propone un cómo concreto (Rosenberg, 1999): observar sin juicios, expresar sentimientos y necesidades, y pedir con claridad. Así, la verdad deja de ser un arma y se vuelve puente. Cuando se dice a tiempo y con respeto, libera los pies propios sin pisar los ajenos, y el camino hacia la vida deseada se vuelve posible.