Construir para otros como medida de éxito

Mide el éxito según cuán generosamente construyes algo para los demás. — Benjamin Franklin
Redefinir el éxito desde la generosidad
Para empezar, la sentencia propone un giro de 180 grados: el éxito deja de ser un logro privado para convertirse en una obra compartida. “Construir” no solo alude a levantar edificios; también significa crear instituciones, productos, redes y capacidades que otros puedan usar, mejorar y heredar. Al desplazar el foco del yo al nosotros, la generosidad deja de ser adorno moral y se convierte en métrica central. Así, lo perdurable no es el aplauso, sino la utilidad que permanece cuando el autor ya no está presente.
Franklin y la arquitectura de lo cívico
En esa línea, la vida de Benjamin Franklin encarna la idea. En The Autobiography of Benjamin Franklin (1791/1793) narra la creación de la Library Company of Philadelphia (1731), la Union Fire Company (1736) y el Pennsylvania Hospital junto a Thomas Bond (1751), además de la Junto (1727) como laboratorio de cooperación. Incluso el germen de la University of Pennsylvania (1749/1751) se concibió como servicio público. Aunque la atribución literal de la frase es discutida, su biografía es un catálogo de bienes compartidos: construir para otros fue su estrategia para multiplicar el valor. De ese legado práctico se desprende una teoría implícita del éxito.
Economía moral y bienes que nos trascienden
A continuación, la economía ofrece un lenguaje para valorar esta visión. Los bienes públicos y comunes generan externalidades positivas que el mercado no siempre precifica; por eso, quienes construyen infraestructuras compartidas elevan la productividad de todos. Adam Smith, en The Theory of Moral Sentiments (1759), reconoce que la simpatía y la virtud cívica sostienen la prosperidad. Más tarde, Elinor Ostrom mostró en Governing the Commons (1990) que las comunidades pueden diseñar reglas para cuidar recursos comunes de forma sostenible. Medir el éxito por la generosidad, entonces, implica preguntarse cuánto aumentan las capacidades colectivas gracias a lo construido.
Psicología de la generatividad y el bienestar
Asimismo, la psicología sugiere que dar crea valor interno además de externo. En Science, Dunn, Aknin y Norton (2008) hallaron que gastar en otros incrementa la felicidad más que hacerlo en uno mismo. La teoría de la autodeterminación (Deci y Ryan, 2000) explica que contribuir satisface necesidades de relación y propósito, claves para el bienestar sostenido. Ya Erik Erikson describía la “generatividad” —cuidar a las siguientes generaciones— como tarea central de la madurez (Childhood and Society, 1950). De este modo, construir para los demás no solo produce beneficios sociales; también ordena la vida individual alrededor de un sentido que perdura.
Cómo medir lo que construimos para otros
De ahí que mida más quien sabe medir mejor. Una teoría de cambio clarifica la cadena desde insumos a resultados y efectos: por ejemplo, un programa de alfabetización puede rastrear horas de estudio, tasas de lectura y, a mediano plazo, ingresos. Herramientas como el Social Return on Investment estiman valor social respecto a la inversión, mientras los OKR orientan esfuerzos hacia resultados de usuario. En el mundo digital, señales como contribuciones externas, tiempo de uso y adopción en comunidades (pensemos en Wikipedia, 2001) reflejan utilidad compartida. Así, los indicadores sirven de brújula sin eclipsar el propósito.
Evitar el paternalismo y cerrar el círculo
Por último, construir para otros exige construir con otros. La escucha activa, el diseño participativo y marcos como Design Justice (S. Costanza-Chock, 2020) previenen el paternalismo y aseguran que el valor responda a necesidades reales. Además, conviene recordar la advertencia de Charles Goodhart (1975): cuando una medida se convierte en objetivo, deja de medir bien; por ello, no basta con métricas, se requiere juicio. Cuando combinamos generosidad, co-creación y evaluación prudente, el éxito deja de ser un trofeo y se vuelve un legado: aquello que permanece útil en manos de los demás.