Persevera en el propósito, adapta el camino

Sé terco con tus metas y flexible con tus métodos. — H. Jackson Brown Jr.
El núcleo de la afirmación
H. Jackson Brown Jr., autor de Life's Little Instruction Book (1991), condensa una disciplina dual: intransigencia con el destino que buscamos y plasticidad con las rutas que lo hacen posible. Ser 'terco' con la meta evita el zigzagueo caprichoso; ser 'flexible' con el método evita la parálisis cuando la realidad desmiente nuestro plan. Así, el ideal conserva su fuerza mientras la ejecución respira. Sobre esta base, conviene mirar cómo distintas tradiciones han abrazado este equilibrio.
Raíces filosóficas y estratégicas
Los estoicos, desde Epicteto en el Enquiridión, distinguían entre lo que depende de nosotros y lo que no: convicción firme en el propósito, apertura ágil ante lo contingente. En estrategia, Sun Tzu comparó la maniobra con el agua: se amolda al terreno sin olvidar su objetivo de fluir y vencer. Incluso en ciencia, la selección natural descrita por Darwin en 1859 premia la adaptabilidad, no la rigidez. Esta convergencia sugiere que la terquedad útil se dirige a fines, mientras la flexibilidad se reserva para los medios. Con ese telón de fondo, los casos prácticos lo hacen tangible.
Anecdotas que encarnan el principio
En Apollo 13, la meta era innegociable: traer a la tripulación con vida. Los métodos, en cambio, cambiaron hora a hora: ingenieros de NASA improvisaron filtros de CO₂ con bolsas y cinta adhesiva, un triunfo de creatividad con rumbo (Lovell & Kluger, Lost Moon, 1994). En otro ámbito, Thomas Edison iteró miles de variantes de filamento hasta encontrar una solución duradera hacia 1880; el objetivo de iluminación estable permaneció, las tácticas mutaron. George Pólya, en How to Solve It (1945), lo formalizó: si un enfoque no funciona, replantea, trabaja hacia atrás, cambia la representación. De estos casos emerge una lección aplicable a organizaciones enteras.
Estrategia empresarial: pivotar sin traicionar la visión
Eric Ries, The Lean Startup (2011), distingue entre perseverar y pivotar: se sostiene la hipótesis central mientras se cambia el mecanismo que la valida. Netflix transitó del envío de DVD al streaming y luego a la producción propia, pero conservó la ambición de ofrecer entretenimiento accesible y personalizado. La clave no fue aferrarse al canal, sino a la promesa al cliente. Del mismo modo, empresas que confunden meta con método se quedan atrás; las que separan identidad de táctica evolucionan sin perderse. Esta separación también tiene un correlato psicológico en el esfuerzo individual.
Ciencia del esfuerzo flexible
Angela Duckworth, en Grit (2016), describe la perseverancia de largo plazo como coherencia de intereses y esfuerzos sostenidos; pero subraya que la constancia convive con ajustes inteligentes. La investigación sobre flexibilidad cognitiva muestra que alternar estrategias mejora el desempeño en entornos cambiantes. Además, las 'intenciones de implementación' de Peter Gollwitzer (1999) —planes del tipo si-entonces— permiten cambiar de táctica sin perder foco: si la puerta A se cierra, entonces pruebo la B. Con esto en mente, el principio puede traducirse a un ritmo operativo concreto.
Cómo aplicarlo en la práctica diaria
Primero, fija una meta no negociable y su métrica faro (la North Star). Luego, formula supuestos y diseña experimentos breves con criterios de éxito previos (PDCA de Deming u OODA de John Boyd). Tercero, establece 'gatillos' de cambio para evitar el sesgo del costo hundido (Kahneman y Tversky, 1979) y la escalada de compromiso (Staw, 1976). Por último, revisa con cadencia: lo estratégico se mantiene salvo refutación, lo táctico se itera sin apego. Así, la terquedad deja de ser tozudez improductiva y la flexibilidad evita el vaivén; juntas, convierten la intención en resultados sostenibles.