Finalmente, llevar esto a equipos requiere estructuras y lenguaje compartido. Combine sesiones de ideación con puertas de decisión basadas en evidencia; una historia de usuario siempre acompaña criterios de aceptación. Vincule creatividad con objetivos verificables mediante OKR que midan hipótesis, no solo entregables (John Doerr, Measure What Matters, 2018). Fomente dúos complementarios —visionario/arquitecta, exploración/validación— y cadencias regulares de descubrimiento y entrega, rematadas por retrospectivas. Así, la imaginación se vuelve compromiso, la lógica se vuelve progreso, y la organización, al estilo de Lovelace, convierte lo posible en práctico sin perder la audacia. [...]