Finalmente, en tiempos de pantallas y algoritmos, la “mano” se vuelve metáfora de cercanía con el proceso. Prototipos rápidos, bocetos de código y aprendizaje por proyectos mantienen vivo el lazo entre intuición y prueba; Seymour Papert lo llamó “pensamiento con objetos” en Mindstorms (1980). Incluso con IA, la belleza nace cuando el criterio humano guía, edita y vuelve a iterar. La regla, entonces, permanece: pon en juego tu intuición y deja que el hacer la refine; allí la belleza encuentra su pulso. [...]